Mikel INSAUSTI

Se mira pero no se toca. Ese podría ser el lema que define una película como «Les saveurs du Palais», que rinde tributo a la cocina de producto sólo al alcance de la clase dirigente. Una penitencia ideal para esta Semana Santa, más santa que nunca en los tiempos de vigilia que nos toca vivir. Puede que el título original de «La cocinera del presidente» aluda al cine de los sabores, pero a mi esta película no me sabe a nada y me resulta más bien insulsa.

Christian Vincent no ha sabido ilustrar el rico y sabio recetario del Périgord, más allá de lo que se muestra en el plato. Como tampoco saca partido al enorme potencial de la figura de Danièle Delpeuch, mujer emprendedora donde las haya. Nunca, en ningún momento del metraje, sabemos de sus verdaderas motivaciones, ni siquiera de las que le llevaron a abandonar su cargo en el Elíseo.

La estructura narrativa es muy débil y no posibilita el acercamiento, mal construida a modo de gran «flash-back», que parte de su odisea en una base científica del Antártico, para ir intercalando fragmentos retrospectivos de su previa etapa palaciega. La presencia de unos reporteros de la televisión australiana en el remoto lugar conecta, muy forzadamente, con su futuro en Nueva Zelanda como cultivadora de trufas. Y eso es todo.

En la ficción Danièle Delpeuch es reconvertida en Hortense Laborie, y el cambio de nombre acaba resultando indicativo de lo poco que queda del verdadero personaje. No se toca su parecela personal, por lo que es imposible entender su independencia y el alejamiento de la vida familiar en la granja. Tampoco se entra en la relación que mantuvo con el presidente, que en la realidad fue Miterrand, pero que aquí es un señor muy mayor que está ya para que le hagan sopitas calientes antes de acostarse. Debido a la total ausencia de tensión dramática no hay asomo de conflicto por ningún lado, lo que resulta increíble tratándose de una mujer de gran iniciativa en un mundo de hombres como el culinario. Las diferencias se reducen a su falta de entendimiento con el encargado de los postres a la hora de completar el menú.