RAIMUNDO FITERO
Cena
En Antena 3 están ofreciendo durante toda esta semana «La Biblia», una nuevísima producción con muchos medios. Se quiere decir que tiene muchos figurantes, un amplio reparto, decorados magnificentes aunque algunos sean de una descarada génesis digital, con rostros más o menos conocidos del ámbito hollywoodiense, y un vestuario y efectos especiales con la intención se llegar a nuevos públicos, porque utiliza lenguajes de gran serie histórica, como si se tratara de algo científicamente comprobado. Aunque algunos puretas puedan considerar que esa profusión de silicona y bótox es un poco escandaloso y una falta de respeto, es sin dudarlo, una nueva ama de colonización ideológica, una serie confesional, con todos los matices que se quieran introducir.
Y sí, claro, hay matices, pero insisto, son formales o son cuestiones de guión en busca de una mayor efectividad superficial, espectacular pero no dañando al fondo, que es narrar una epopeya sobre al que se ha basado una religión aunque ahora se desvíe por diferentes ramales en su ejecución práctica, es decir que su comercialización tiene diferentes marcas. La serie es de esas que intentan ser definitivas, las que marcan un antes y un después, y se está convirtiendo en un éxito mundial, con audiencias en el estado español del veinte por ciento que es mucho, por lo que parece que no existe efecto saturación ni choca la estética demasiado barroca.
Pero en uno de esos zapeos uno se encuentra con algo que ya había visto hace unos meses en el Canal Historia y es como un quipo de cocineros recrea la última cena. Es decir, lo que cenaron Jesús y sus apóstoles en esa secuencia supuestamente histórica de donde salió ya el via crucis. Yo alucino bastante, porque parece que se inspiran en el arte sacro. Las últimas cenas pintadas por los grandes artistas a lo largo de los siglos les ha servido de inspiración. Porque desde luego no han encontrado el menú. Es una manera de entretenerse y entretener, pero con algunos detalles realmente macabros, un pato crucificado, con su lengua clavada literalmente con un clavo. El rigor histórico aquí ni se menciona. Cocina cristiana creativa. Ale, a pasarlo bien.