Los menos habituales tendrán que sacar las castañas del fuego a un Athletic que, aunque con un cómodo colchón de nueve puntos sobre el descenso, no las tiene todas consigo, dada su errática trayectoria liguera. A ello se suma la entidad del rival, un Real Madrid más pendiente de la Champions que del torneo de la regularidad, pero cuyos hombres de reserva no dejan de asustar por su calidad.

El técnico rojiblanco, Marcelo Bielsa, tendrá que apañárselas sin cuatro de sus teóricos titulares, todos ellos sancionados, y la duda hasta última hora de Andoni Iraola. Será el propio jugador, aquejado por una sobrecarga muscular y que no ha entrenado entre semana con el grupo, quien tendrá la última palabra para saltar o no al césped de inicio. Si no se ve en condiciones, el joven Ramalho tendrá la complicada tarea de frenar a Cristiano Ronaldo.

Y el resto de sus compañeros, la de no mantener la elevada estadística de errores en el pase que tanto viene lastrando al equipo últimamente y que quedó patente en el Sánchez Pizjuán. Ni que decir tiene que continuar en dicha dinámica ante un adversario como el merengue, especializado en salir a la contra y aprovechar al máximo los espacios dejados por una defensa descolocada, será mortal de necesidad.

Por eso, el Athletic deberá estar especialmente concentrado en todas las facetas del juego, sobre todo a la hora de replegarse con orden una línea defensiva inhabitual tras cualquier pérdida de balón o aprovechando al máximo las ocasiones de que disponga ante el marco blanco, apartado que le corresponderá a Fernando Llorente, en su segunda titularidad de la temporada en San Mamés.

Si la escuadra rojiblanca se muestra solvente en ambos aspectos, tendrá muchos boletos para encadenar su tercera victoria consecutiva en propio feudo y respirar mucho más tranquila de cara al futuro inmediato.