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Carnivale

Iratxe FRESNEDA
Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

Creada por Daniel Knauf y ambientada (en teoría) durante la La Gran Depresión, la serie Carnivale parece el capricho de un artista en el tan efectivo universo de las series de televisión de la HBO. Barroca visualmente, siguiendo la estela de «Freaks» de Tod Browning, la serie creó una trama poco convencional y para nada sencilla de seguir. Historias y caminos abiertos, su ambientación fantástica y arrebatadoramente seductora desvelaban en el espectador gustos oníricos pocas veces imaginados en la era televisiva. Pero la serie no resistió al embate de la audiencia, quizá por audaz, tampoco el de los presupuestos, por costosa. Y como le sucediera a su prima hermana «Deadwood» (con la que cualquier parecido es inimaginable) la serie quedó suspendida en su segunda temporada. Suspendida para ser venerada. El mundo del circo, la idea del viaje por una América inhóspita, misteriosa y habitada por seres poco terrenales.... Alejada de los cánones de la gran mayoría de las series, su universo bebedor de las imaginativas e imposibles puestas en escena de Terry Gilliam, de los universos desasosegantes y oníricos de Lynch o de la amenazante «El reino" de Lars von Trier, Carnivale se quedó en el camino.

Las series nos acompañan durante capítulos, nos permiten obtener detalles sobre las vidas de los personajes, detalles curiosos y divertidos, poco a poco, con cuentagotas. Pero  no nos ofrecen características esenciales para construirlos de una vez como en una película. Podemos observar cómo Tony en «Los Soprano» hace fiestas de cumpleaños infantiles, asesina a gente... Y nos gusta fisgonear en sus vidas, «nos caen bien» y «los odiamos». El motor de las series siguen siendo los personajes, las situaciones personales y profesionales. De ahí, quizá, el fracaso de «Carnivale».

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