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Con el paro desbocado y sin presupuestos

Se acaban los adjetivos para acompa�ar a los datos que, peri�dicamente, van describiendo c�mo evoluciona el drama del paro. Seg�n la Encuesta de la Poblaci�n Activa, en Hego Euskal Herria el n�mero de personas desempleadas es de 222.243, y en t�rminos porcentuales las cifras causan escalofr�o. De hecho, incluso las contundentes declaraciones realizadas por los agentes sindicales palidecen, por repetidas, ante la magnitud de un problema que hace tiempo que ha pasado de estar directamente relacionado con la crisis a ser claramente estructural. Darle la vuelta a esta situaci�n empieza a parecer no una cuesti�n de a�os, sino generacional.

Es cierto que en comparaci�n con los 6.200.000 parados del Estado espa�ol cualquier p�simo dato puede parecer menos malo, pero este pa�s no puede permitirse hacer esa trampa, no puede compararse con un estado con su econom�a en quiebra y al borde del colapso social. La clase pol�tica vasca siempre ha alardeado de medir su tasa de paro con par�metros europeos, pero ese list�n ha sido ampliamente superado mientras la referencia espa�ola aparece cada vez m�s cerca. Tambi�n es cierto que hay diferencias entre herrialdes. Hoy por hoy, solo Gipuzkoa, con un 13% de desempleo, puede permitirse medir sus n�meros con los de la UE, mientras en Nafarroa (19,02%) y Bizkaia (18,03%) casi uno de cada cinco trabajadores no encuentra empleo.

Hay motivos para la alarma, m�s aun cuando no se ve el final del t�nel y muchas de las personas desempleadas no reciben ninguna prestaci�n, vi�ndose abocadas a la exclusi�n y la pobreza. Por este motivo, resulta incomprensible la actitud de buena parte de la clase pol�tica, que permanece ajena a esta calamidad cotidiana como si no fuera con ella. As�, que en esta situaci�n de emergencia econ�mica ni Nafarroa ni la CAV tengan presupuestos dice mucho, y mal, de quienes aseguran que luchar contra el paro forma parte de sus prioridades. Si fuera cierto, aquellos que gobiernan en Lakua e Iru�ea no habr�an antepuesto sus intereses partidistas a la aprobaci�n de unas cuentas que ayuden a dar algo de luz donde ahora solo hay oscuridad.

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