La guerrilla kurda comenzará su repliegue el 8 de mayo
La guerrilla del PKK comenzará su retirada de Turquía el próximo 8 de mayo, siguiendo el plan de su encarcelado líder, Abdullah Oçalan, y como un primer paso para una solución definitiva al conflicto kurdo. Ahora espera que el Estado turco se mueva. El líder militar kurdo Murat Krayilan pidió que el Ejército no ataque a los guerrilleros en retirada, advirtiendo que se defenderían y supondría paralizar la misma.
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El líder guerrillero kurdo Murat Krayilan anunció ayer, desde las montañas de Kandil, en Kurdistán este, la retirada de combatientes que comenzará el próximo 8 de mayo. En medio de una gran expectación, Karaylan ofreció una rueda de prensa en la que explicó que la retirada se llevará a cabo de forma «gradual, organizada y disciplinada» usando las rutas que utilizan de forma habitual, y que concluirá «tan pronto como sea posible».
Los guerrilleros kurdos se desplazarán a Kurdistán este, en la región autónoma kurda tras la frontera iraquí, donde esperan que las autoridades del Gobierno autónomo «entiendan la presencia de la guerrilla».
No obstante, pidió «la misma sensatez y seriedad» por parte de las fuerzas armadas turcas y advirtió de que la retirada se paralizará si el Ejército lleva a cabo cualquier ataque y que respondería «usando nuestro derecho a la legítima defensa», recordando así lo sucedido en 1999.
Además, pidió a Ankara que evite «actitudes provocadoras u oportunistas que pueden llevar a cualquier tipo de actividad militar», y atienda las condiciones que la guerrilla kurda apuntó en las cartas enviadas a su líder encarcelado, Abdulah Oçalan, durante este proceso.
Igualmente, recomienda el seguimiento del proceso por delegaciones independientes.
«Oçalan ha hecho lo necesario en términos de responsabilidad histórica. Ahora es el turno del Estado y el Gobierno turco de moverse para una solución final al conflicto kurdo», concluyó Karayilan, que subrayó que la retirada responde al llamamiento del líder encarcelado para sustituir la lucha armada por la vía política y «solucionar así la cuestión kurda, traer la democracia a Turquía y allanar el camino para la paz en Oriente Medio».
Karayilan subrayó que la solución definitiva por tres fases. La primera sería la propia retirada de la guerrilla y el respeto al alto el fuego. La segunda implica que el Estado turco dé pasos para una solución permanente al conflicto kurdo, destacando la democratización de Turquía, con una reforma constitucional y la desactivación de grupos represivos especiales, y crear así «un entorno acorde con las esperanzas de la sociedad».
En último lugar, el proceso de normalización, según el líder guerrillero, supondrá «el proceso para una paz permanente, la reconciliación social, la igualdad y las libertades».
Liberación de presos y Oçalan
En cuanto al desarme de la guerrilla, afirmó que «se incluirá en la agenda una vez que se complete este proceso que será testigo de la liberación de todos, incluido el líder Oçalan»
Además, pidió a todos los estados en Oriente Medio que apoyen este paso histórico y, en particular a EEUU, la UE y Rusia que apoyen al resolución del conflicto kurdo.
El PKK ha planteado además la realización de cuatro conferencias: una en Turquía, ~de los grupos comprometidos con la paz, la libertad y la justicia», con el fin de diseñar «el futuro juntos»; otra en Hewler (Erbil, en la región autónoma de Kurdistán en Irak) de formaciones políticas para crear una plataforma nacional kurda; una tercera en Diyarbakir, en Kurdistán norte y una última que llevaría la aportación al proceso de los kurdos en Europa.
Las desapariciones de miles de personas, en su mayoría kurdas, durante la década de 1990, empezarán a prescribir si el Estado sigue sin investigarlas, según denunció la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW). «Juzgar los crímenes de los años 90 es un elemento importante, entre otros pasos, en el ámbito de los derechos humanos para resolver la cuestión kurda», afirmó Emma Sinclair-Webb, investigadora de HRW para Turquía.
Todavía no está claro si el Gobierno turco, en contrapartida a la retirada de la guerrilla kurda, piensa presentar alguna propuesta como la investigación de la «guerra sucia» en Kurdistán. «Juzgar los crímenes de los años 90 contribuiría a colocar los fundamentos de una paz duradera», advierte Sinclair-Webb. HRW ha difundido un vídeo que relata tres casos de desapariciones, muertes bajo arresto y torturas, todos confirmados por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que dio la razón a los familiares de las víctimas y condenó a Turquía al pago de cuantiosas multas. Pese a pagarlas, Ankara no ha comenzado a investigar los hechos.
Desde 2009, las «Madres del Sábado» se manifiestan todos los sábados en Estambul para pedir que se aclare el paradero de miles de desaparecidos, hasta ahora sin una respuesta del Gobierno. A mediados de los noventa, cada año desaparecían unas 250 personas, y el último caso registrado data de 2004. Si no se dan pasos judiciales, los crímenes comenzarán a prescribir, dado el límite de 20 años previsto por la ley turca. «Acabar con décadas de impunidad de las fuerzas de seguridad y otros cargos públicos para las graves violaciones de derechos humanos perpetrados en los 90 necesita un compromiso verdadero por parte del Gobierno y la Fiscalía», advirtió Sinclair-Webb. GARA
En contraste con informes y declaraciones de los últimos años del Consejo de Europa, la Asamblea Parlamentaria de este organismo publicó el martes un informe en el que describe como «activistas» a los integrantes del PKK, considerado un grupo «terrorista» por Turquía, EEUU y la UE. El texto, que da la bienvenida a las conversaciones entre el Gobierno turco y el líder encarcelado del PKK, Abdulah Oçalan, recalca que «el proceso es frágil y debe estar acompañado de la retirada de los activistas del PKK de Turquía», según El diario turco «Hurriyet». La delegación turca en la PACE criticó el uso de este término. GARA