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La moda regurgita el punk convertido en alta costura

Del «háztelo tú mismo» a los 565 dólares (unos 431 euros) que cuesta una camiseta firmada por Givenchy o una más baratita, es un decir (unos 76 euros al cambio), de Vivianne Westwood. La tienda del museo Metropolitan (Met) da una idea del enfoque de la exposición dedicada al movimiento punk que se acaba de inaugurar en la Gran Manzana. Los hijos de la rabia, convertidos en modelos de alta costura.

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Amaia EREÑAGA

Sarah Jessica Parker, la icónica actriz y creadora de tendencias de «Sexo en Nueva York», con un tocado exagerado que simula una cresta. Gwyneth Paltrow y la influente editora de «Vogue», Anna Wintour, con vestidos de alta costura rosa, «porque es el color del punk». Pocos contemporáneos del movimiento en sí, paseando, de negro y talluditos por la alfombra roja en la gala del pasado lunes, excepto tal vez la diseñadora Vivian Westwood, quien ha sobrevivido a Malcolm McLaren, a los Sex Pistols y a una época, la de los 70, que en tantas cosas recuerda a la actual: crisis, paro y la consciencia de que así no hay futuro. La viuda de McLaren, Young Kim, protestaba días antes en medios como «The Guardian» por los errores en la colección de su marido. McLaren, el «arquitecto» del punk, fue gerente y propietario junto con Westwood de la famosa tienda Seditionaries, situada en el número 430 de la calle King's Road del Chelsea londinense, entre cuya legión de clientes se encontraban los componentes de los Sex Pistols.

Según su viuda, gran parte de las piezas atribuidas a McLaren en la exposición «PUNK: Chaos to Couture» (PUNK: del caos a la alta costura), que abrirá sus puertas al público mañana y permanecerá en este emblemático museo de Nueva York hasta el 14 de agosto, no están bien datadas ni corresponden a las leyendas que se les han colocado. Lo que hace pensar, la verdad, lo difícil que debe de ser datar una moda que, usando imperdibles, tachuelas, grapas, cremalleras, cuchillas, bolsas de basura o camisetas agujereadas se iba haciendo al gusto de cada uno.

Rigor... o no

El diseñador Paul Gorman es un experto en la ropa punk que trabajó con McLaren en autentificar sus creaciones. Afirma que el Met no está aplicando el rigor que ejercería, digamos, sobre la cerámica china del siglo XVII, y que la contribución de McLaren no está siendo plenamente reconocida. «Los comisarios deberían estar aplicando los mismos procedimientos rigurosos para establecer la procedencia y la autenticación al punk como lo hacen con todo lo demás», dijo. El Met lo niega, por supuesto, y la duda que surge en todo este embrollo es cuándo el punk se convirtió en objeto de museo.... y de lujo.

«PUNK: Chaos to Couture» resulta cuanto menos chocante: la muestra arranca con una minuciosa recreación -excepto por el olor- de los destartalados baños del bar CBGB, en la que no faltan los grafitis en las paredes o las colillas en el suelo. Suenan los Ramones. Fundado en 1973 en el Lower East Side neoyorquino por Hilly Kristal, este bar echó el cierre en 2006 y se convirtió casi sin quererlo en el templo del punk del Estados Unidos (sus siglas significan Country, Bluegrass y Blues), puesto que dio voz a mitos del género como Los Ramones, Television o Patti Smith. Hay trajes de la época, pero sobre todo modelos de alta costura inspirados en la estética punk, como un vestido de noche Versace de la colección primavera/verano de 1994 sujeto por unos imperdibles de gran tamaño, así como una minifalda de cadenas de Balenciaga de su colección otoño/invierno de 2004, situada muy cerca de un vestido de seda de Givenchy de gasa rosa con cremallera de oro, de su primavera/verano 2011. También se explora la influencia de las ropas llenas de jirones, que ha llegado a impregnar firmas como Chanel, representada por un traje de chaqueta negro totalmente agujereado al más puro estilo Sid Vicious.

Situada justo debajo de una galería de esculturas griegas antiguas, la exposición es como una extraña cápsula del tiempo y termina casi de la misma manera que el punk: comercializada en una tienda de regalos. «Aunque el ethos punk podría parecer en contradicción con el de la alta costura y su `hecho a medida', ambos están definidos por los mismos impulsos de originalidad e individualidad», dice el comisario de la muestra, Andrew Bolton, quien reconoce que punks como John Lydon nunca imaginaron los efectos que tendrían sobre la moda.

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