Por primera vez, el máximo dirigente de la patronal futbolística recogía el guante lanzado por las peñas y acudía a una plaza en principio hostil a los planteamientos de la asociación que preside. El detalle fue valorado con gratitud por José María Suárez, homólogo de Aficiones Unidas, que agrupa a un total de 45 federaciones de peñas de equipos que militan o han militado en Primera o Segunda División.

Baluarte acogió el encuentro de aficionados, que en número de unos trescientos se dieron cita en el palacio de congresos y auditorio iruindarra para exponer sus quejas, dudas e incluso preguntas espinosas a un Javier Tebas que no rehuyó ninguna, aunque el formato -el secretario Pepe Hidalgo hizo las veces de portavoz, sin intervenciones directas del público- impidió el cuerpo a cuerpo dialéctico que, sin duda, hubiese dado para mucho más juego.

Anticipo a ese turno de preguntas y respuestas, el presidente de la LFP, como ya hiciese el día anterior frente a los medios de comunicación, advirtió de pie y micrófono en mano de lo que se le viene encima a los clubes: una época de vacas flacas que, por lo menos, va a durar cuatro años, vaticinó. «El fútbol español vive una crisis de valores, hasta hace nada ha triunfado el «vale todo», pero eso se ha acabado, a partir de ahora se va a tener que apretar el cinturón», fue su tarjeta de presentación.

No sin cierta autocrítica: «En los últimos años nos hemos olvidado en la LFP que tenemos el deber de velar por la competitividad del torneo liguero». Ello abarca la igualdad de condiciones para todos los equipos y hay ejemplos de que ello no ha ocurrido, algunos recientes y dolorosos para el propio Tebas. «El Huesca -fue presidente de este club- será uno de los pocos equipos que no debe nada y ello le ha supuesto el descenso a Segunda B al no meterse en locuras económicas», subrayó.

El incumplimiento de las estrecheces económicas que ha impuesto la LFP va a traer consigo consecuencias, como la no inscripción de jugadores fichados que excedan el presupuesto establecido, e incluso medidas más drásticas. «Algunas decisiones es necesario que las entendáis y os pedimos a los aficionados que nos ayudéis porque si no vamos a una situación muy complicada», auguró. La prueba de fuego de que las entidades futbolísticas cumplen con lo marcado no va a ser tanto el mercado veraniego como el invernal. «Será el momento en el que algunos clubes vivirán un mal momento deportivo y querrán fichar al jugador que le pide la afición, pero no podrán», avisó.

Horarios y amaños

No se escabulló tampoco ante temas que afectan más directamente a los aficionados, como el horario de los encuentros o el precio de las entradas. Respecto al primero, trató de convencer a los presentes de que son los «idóneos» en un «equilibrio» de intereses entre derechos televisivos y público que asiste a los estadios. En lo que se refiere al segundo, destacó que los clubes ya se han puesto las pilas y bajado los precios de los abonos de manera casi generalizada.

Hubo más temas que no se quedaron en el tintero, como los presuntos amaños de partidos. Fue explícito: «Si te llegan tres o cuatro jugadores y te cuentan lo sucedido con pelos y señales... Estoy convencido de que no voy a tener que rectificar nada de lo que he dicho», aseguró. Otro asunto «tabú», como él mismo lo calificó, el modelo arbitral. «Los clubes, jugadores y técnicos deben intervenir en el proceso de selección de los colegiados que llegan al máximo nivel», reivindicó.

Y, para finalizar, un llamamiento a evitar la violencia en el fútbol. «Es un problema que nos da miedo a todos, tenemos que reflexionar también cuando los radicales están en casa, no solo fuera. La LFP se va a personar en cualquier denuncia por amenazas, ataques físicos o psicológicos, no quiero que pase como en Argentina», advirtió.