«La bicicleta verde» es un caso excepcional en la historia del cine. Premiada en la Mostra de Venecia, se presenta como la primera producción cinematográfica de Arabia Saudí, país donde las salas de exhibición están prohibidas y no se pueden ver películas en público. Se accede a ellas a través de la televisión por cable, Internet y los formatos domésticos. Lo más increíble de todo es que «Wadjda», en su título original, ha sido realizada por una mujer que se atreve a denunciar la situación de las de su sexo en un país musulmán tan tradicional, donde el desarrollo económico no va de la mano con la consecución de los derechos sociales.

Haifaa Al-Mansour se inspiró en su sobrina de diez años para crear el personaje de Wadjda, interpretado en la ficción por una cautivadora Waad Mohammed, que se mete al público en el bolsillo. El hecho de que la protagonista sea tan positiva, tan natural y tan empática, deja todavía más en evidencia si cabe los sinsentidos e injusticias de un sistema retrógrado y machista. A la pequeña no se le permite hablar con niños, ni otras lecturas que no sean el Corán. No puede jugar al balón, ni vestir deportivamente para montar en la bicicleta de sus sueños. Debe sentirse afortunada porque no la casan con un adulto como a otras niñas.