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EIBAR El equipo azulgrana regresa a Segunda A

Eibar amplía el santoral

Miles de eibarreses se lanzaron a la calle para celebrar con su equipo el regreso a la categoría de plata.

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Amaia U. LASAGABASTER

Más abarrotada que hace una semana, cuando el txupinazo daba inicio a las fiestas de San Juan, la plaza de Unzaga se tiñó ayer de azulgrana. También como entonces, una marea de gente realizó el paseíllo entre la Estación y el Ayuntamiento de Eibar. Solo que esta vez no eran los dulzaineros los que encabezaban la multitudinaria procesión. Eran los nuevos héroes de la familia armera, que ha ampliado el santoral, prolongando los Sanjuanes hasta el mismo mes de julio.

Txema, Gaizka, Mikel, Jon o Raúl se han hecho hueco en la lista de fervores, gracias a un año inolvidable. «Un año histórico», como subrayaba el presidente Alex Aranzabal, «en el que hemos llegado más lejos que nunca en la Copa -eliminando a un Primera en lo que supuso otro hecho histórico como disputar el último encuentro copero de San Mamés- hemos disfrutado y, sobre todo, hemos puesto la guinda con el cuarto ascenso a Segunda A de nuestra historia. Es un orgullo que en estos días de pesimismo podamos poner algo de nuestra parte para que se genere esta corriente positiva».

No todos los discursos fueron tan elaborados. La noche en tierras catalanas había sido larga -la expedición celebró allí el ascenso y regresó a Eibar ayer por carretera -, las horas de autobús también y el cansancio también. Aunque no en todos. Jito, Raúl Navas, Xabi o Rubén Arroyo seguirían todavía cantando en el balcón del Consitorio eibarrés si les hubiesen dejado.

Y el resto quizá también, porque el cansancio se esfumó como por arte de magia en cuanto los azulgranas llegaron a las calles de Eibar y se vieron arrastrados por una multitud hasta la balconada del Ayuntamiento. También allí aguardaban miles de eibarreses, niños, jóvenes y veteranos, que corearon los nombres de todos y cada uno de los protagonistas de una temporada de ensueño.

Algunos, claro, se llevaron la palma. Como el emocionado capitán Txema Añibarro, cuyas palabras sonaron a despedida. «Llegué aquí con el equipo en Segunda A y no quería irme con la espinita clavada de no haber podido dejarlo de vuelta en Segunda A. Gracias a todos». El «Txema quédate» se adueñó de la plaza de Unzaga, aunque de momento todo parece indicar que el central vizcaino, cuyo contrato expiró el mismo día en que se consumaba el ascenso, no seguirá en Ipurua.

Gaizka Garitano fue otro de los más aclamados. Más comedido, serán los años, que en aquella recordada intervención suya tras el frustrado ascenso a Primera, el entrenador armero se felicitó porque «a veces los sueños se cumplen. Gracias a todos a por habernos apoyado desde el principio hasta el final y a estos futbolistas por ser buenos jugadores y grandes personas. Los valores que tenéis los eibarreses también los tiene este equipo», subrayó.

Sin palabras

En el ranking de emociones compartió cabeza con el capitán el único eibarrés del equipo, Jon Errasti, que reconocía no tener «palabras para describir lo que estoy viviendo. Estoy emocionado, esto es increíble». Y la mejor noticia es que podrá seguir experimentando emociones con la camiseta azulgrana, pese a los cantos de sirena, que no son pocos. Al centrocampista le queda un año de contrato y lo cumplirá. «Que no te quepa ninguna duda», subrayó.

También lo hará Mikel Arruabarrena, automáticamente renovado con el ascenso y cuyo nombre figura en la agenda de varios equipos de Segunda. Como Añibarro, el tolosarra también llegó al Eibar en Segunda «y es un peso que he tenido encima todos estos años. Poder celebrar esto es increíble. El sitio del Eibar está en Segunda A y ahora nos toca pelear para que siga aquí».

Será su caso. No el de otros de sus compañeros, como David Mainz o Raúl Navas, que harán las maletas. No importa. Sus nombres ya están grabados en el santoral eibarrés.

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