Las miradas de los más pequeños mirando fijamente al cielo durante la bajada de Celedón Txiki y Neska Txiki, representados por Asier Otxoa e Izarraitz Zulueta, no tienen precio. Sin saber muy bien porqué, muchos lanzan la vista hacia el cielo, tratando de encontrar dos muñecos que cruzan en paralelo la Plaza Nueva de Gasteiz hasta encontrarse en un balcón. Sus caras se transforman cuando ven que lo que parecían dos simples muñecos de cartón piedra, inmóviles y sin vida, se convierten en dos niños de carne y hueso. Dos personas que, con el paraguas en la mano, ayer dieron el pistoletazo de salida a una larga jornada festiva, diseñada con un objetivo concreto: entretener a los niños y a las niñas de la capital alavesa.

La bajada de Celedón Txiki y Neska Txiki, que fueron recibidos por cientos de personas a las doce del mediodía frente a la Casa Consistorial de Gasteiz, fue el acto principal de una jornada gris en lo climático, en la que las tormentas se erigieron coprotagonistas de la fiesta. Pero antes de desfilar por la Plaza Nueva, Asier Otxoa, un blusa de once años perteneciente a la cuadrilla Basatiak, e Izarraitz Zulueta, de la misma edad y adscrita a Txirrita, hicieron una parada frente a la imagen de la Virgen Blanca, situada en la balconada de San Miguel. Un ofrenda floral y un aurresku de honor bastaron para presentar sus respetos a la patrona de la ciudad, tapada desde hace días bajo un espeso manto de flores.

Tras la ofrenda, Celedón Txiki y Neska Txiki se retiraron a la espera del acto central. Mientras tanto, una marea humana, formada por madres, padres y niños de todas las edades, comenzó a llenar las cuatro esquinas de la Plaza Nueva a la espera de la bajada de los caseros. Así, desde las once y media hasta las doce del mediodía, la céntrica plaza se convirtió en un hervidero de gente, saturado por los carros de bebé y repleto de vendedores ambulantes, situados de forma estratégica en las entradas laterales.

Los nervios de los presentes se incrementaron cuando las agujas del reloj del Ayuntamiento marcaron las doce menos diez. Los lloros y los gritos de los pequeños, subidos en los hombros de sus progenitores para poder ver la bajada, cesaron a las doce en punto, cuando Nerea Balbas y Anartz Sereno, Neska Txiki y Celedón Txiki el 7 de agosto de 2012, prendieron la mecha del txupinazo. Con el estallido del cohete empezó el recital de la banda municipal, dirigida de manera simbólica por un niño, y comenzó el descenso de los muñecos desde el segundo piso de la Casa Consistorial.

Tres minutos después, Otxoa e Zulueta alzaron sus paraguas, negro en el caso de Celedón Txiki y magenta en el de Neska Txiki, para saludar a los presentes. Con las miradas fijas en ellos, los dos cruzaron la plaza custodiados por cuatro agentes de la Policía Local. A pocos metros de distancia les siguieron sus madres y sus padres, que se mantuvieron cerca, sin perderles de vista en ningún momento.

Ya en el escenario principal, Celedón Txiki y Neska Txiki recibieron dos regalos de manos de la concejal de Cultura, Encina Serrano, y del edil de Urbanismo, Miguel Garnica. Tras coger aire ambos se dirigieron al público infantil para invitarle a disfrutar de las fiestas. Cabe señalar que durante su discurso, leído en euskara por Zulueta y en castellano por Otxoa, los dos se acordaron de las personas que menos tienen, de aquellos que no pueden disfrutar de las fiestas por la crisis económica. «Por culpa de la crisis hay niños que no se pueden permitir muchas cosas, y queremos que también se lo pasen bien estos días», destacó Celedón Txiki.

Zorionak Izarraitz!

Antes de finalizar el acto, que concluyó con los dos protagonistas bailando el Arin-Arin, toda la plaza cantó el «Zorionak zuri!» para celebrar el cumpleaños de Neska Txiki, que ayer cumplió once años. En declaraciones a los medios de comunicación, Zulueta reconoció sentirse muy contenta por poder celebrar un día tan importante junto a cientos de personas en el centro de Gasteiz. Por su parte, Otxoa que, al igual que Zulueta, no paró de saltar y bailar, reconoció que el recibimiento fue lo que más le gustó de una jornada que también estuvo marcada por el tiempo.

A partir de las dos del mediodía el cielo comenzó a oscurecerse, y a los pocos minutos cayó una intensa tormenta sobre Gasteiz. La lluvia provocó un fuerte descenso de las temperaturas, que no superaron los veinte grados durante las últimas horas del día. Asimismo, el mal tiempo vació las calles, dejando en silencio el centro de la ciudad.

Además, la lluvia, que persistió durante horas, echó por tierra la celebración de algunas actividades callejeras y abrió un paréntesis en el calendario festivo. Los blusas y las neskas, resguardadas en los bares cercanos a la la plaza de toros, rebautizada con el nombre de Iradier Arena por el Gobierno de Javier Maroto, pusieron al mal tiempo buena cara y, como era de esperar, no faltaron a los paseíllos.

Por la noche las cuadrillas se dispersaron por las calles de Alde Zaharra, donde resonaron las charangas. En cuanto a la oferta musical, ayer los asistentes a la plaza del Machete bailaron con Gose; y los que se decantaron por la plaza de Los Fueros pudieron disfrutar de la actuación de Bongo Botrako. En las txosnas, donde ayer se celebró el Gazte Eguna [página 46], se pudieron escuchar los tema de Riot Propaganda.

Hoy los más pequeños cederán el protagonismo a los más mayores, que celebran el Día del Veterano. La jornada comenzará a las nueve de la mañana en la balconada de San Miguel, donde tendrá lugar una oferta floral. Los jóvenes podrán disfrutar esta noche de los conciertos de Betagarri, Gozategi y En Tol Sarmiento (E.T.S.), entre otros.