Baleapop no es uno de los festivales más conocidos de Euskal Herria, pero sí es uno de los más singulares, ya que se aparta de la tendencia rockera de la mayoría para fijarse en grupos y solistas con la irreverencia musical (vanguardia) como último destino. Además aporta un sentido lúdico con las fiestas bailables en la playa y las diferentes exposiciones, audiovisuales e instalaciones, así como deferencia hacia el cine.

Según la directora del festival, Jeanne Boulart, Baleapop se distingue de los demás festivales porque «su objetivo no es económico ni lo ha sido en ninguna de sus pasadas ediciones. Está formado por personas que se unen a esta fiesta para construir un proyecto común con sus propias manos». Boulart añade que esta es la fiesta que ellos sueñan y que quieren vivir. «También buscamos compartir la experiencia entre generaciones».

Para conseguir estos objetivos cuentan con alguna ayuda económica, como la del Instituto Cultural Vasco, Hogei'ta, el Consejo General y socios privados «que buscan una asociación participativa y dinámica, no solo un encuentro de visibilidad», apunta Jeanne Boulart.

La singularidad del festival se encuentra en la propuesta de proyectos inusuales más el añadido de plurales actos en torno al arte, el cine... «La música -apuntilla Boulart- apoya al arte creativo joven y el arte busca la vanguardia como una disciplina. Los nombres del cartel, además, no están porque tengan una novedad que promocionar».

Sin crisis

La organización del festival entiende que que hay una «ligera» crisis económica, pero que no afecta al festival por lo que sigue su curso como en años anteriores y con el mismo potencial, y esperan una buena participación.