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Borja Imaz y Maitane Intxaurraga | Sortu de Sakana

¿Guardia Civil? No, gracias

Las gentes de Sakana hemos aprendido a sangre y fuego cuáles son los quehaceres de la Guardia Civil: hacer frente con todos los medios a su alcance a cualquier iniciativa popular que pretenda impulsar el cambio político y social El Estado no desmantelará de buena gana sus aparatos represivos y, como en otros aspectos, será la presión popular la que le obligue a dar pasos

Desde la década de los 50 4.774 torturados, más de 22.417 detenciones, 494 muertos, desaparecidos, heridos... La raíz, un conflicto político sin resolver. Hablamos de Euskal Herria, de un pueblo que no llega a los tres millones de habitantes. La «aportación» de la Guardia Civil ha sido terrible.

Hoy día, en Sakana, por ejemplo, tenemos que soportar día sí y día también controles de carretera con la consiguiente merma en la libertad de circulación de la población. Los Patrol de la Guardia Civil son parte del paisaje, un agobio injustificable. Además, este verano hemos tenido dos ejemplos muy clarificadores sobre la función que cumplen.

14 de agosto de 2013. Irurtzun. Trabajadores y ciudadanos ciudadanas permanecen en el suelo con el objetivo de impedir el paso a los camiones que pretenden llevarse la maquinaria en un nuevo paso del desmantelamiento de Inasa y defender 110 puestos de trabajo. Ciudadanos y ciudadanas, civiles sentados en el suelo. Golpes, insultos, amenazas, identificaciones, detenciones... De nuevo la Guardia Civil.

31 de agosto de 2013. Altsasu. Iniciativa popular Ospa! Eguna. Reivindicación sentida y extensamente compartida en nuestra zona. Acto político, presentación del manifiesto, foto gigante, mani-falla, quema de fallas en la plaza... Más de 100 efectivos de la Guardia Civil ocupan el pueblo, controles en todas las entradas, un helicóptero observa impasible desde el cielo, insultan y provocan a la gente del pueblo, gravan a niños y niñas mientras juegan, amenazan con traslados a Intxaurrondo, un detenido y un apaleado... Enfrente, la población civil, bailando el zortziko, cantando bertsos, practicando deportes populares, participando de la fotografía gigante. Dignidad a raudales.

Las gentes de Sakana hemos aprendido a sangre y fuego cuáles son los quehaceres de la Guardia Civil: hacer frente con todos los medios a su alcance a cualquier iniciativa popular que pretenda impulsar el cambio político y social. Pocas familias habrá en Sakana que no hayan padecido de primera mano la brutalidad de la Guardia Civil. Por ello sabemos que no es posible construir un escenario democrático para convivir de manera pacífica y democrática si la Guardia Civil no se va de nuestros pueblos. Le deben a nuestro pueblo toda la verdad sobre el daño realizado, su reconocimiento y reparación. Pero, sobre todo, lo que nos deben es la tranquilidad que nos producirá su marcha. Este era el mensaje que pretendía extender el Ospa! Eguna.

La Guardia Civil es un cuerpo militar que no tiene otra pretensión que controlar y hacer cumplir las leyes impuestas. Son militares, la fuerza armada más retrógrada y brutal existente en pleno siglo XXI en nuestros alrededores. Son el fiel reflejo de la ideología capitalista, opresora y patriarcal: vejaciones de carácter sexual, amenazas de violación, torturas, hostigamiento policial, control social y político... expertos en generar terror. Espejo de la utilización inadecuada e interesada del poder. Ejemplo de impunidad.

Que levante el brazo quien se sienta a gusto en un control de la Guardia Civil. O la persona que se siente cómoda en la barra del bar cuando una pareja de guardias civiles se sienta al lado. ¿Quién disfruta de un paseo por el monte cuando agentes de la Guardia Civil patrullan en moto? Alguien habrá, somos conscientes, pero no deja de ser una minoría residual, y es la Guardia Civil la más consciente de ello. Poca gente se siente segura cuando la Guardia Civil merodea en las cercanías, aún siendo esa su función (al menos de manera oficial).

No los queremos, no los necesitamos. Es más, son perjudiciales para la convivencia, para el desarrollo de las libertades democráticas de la ciudadanía, incluso son generadores de problemas psicológicos y físicos. Euskal Herria necesita una desmilitarización urgente. Actualmente en Nafarroa Garaia, la densidad policial por cada 1000 habitantes es de 5,4 (rojos, azules y verdes); si sumamos a los policías municipales, la densidad sube a 8. En Europa es de 3,37 y la recomendación para una sociedad normalizada es de 2 policías por cada 1.000 habitantes. Estas cifras demuestran la calidad democrática del poder establecido. Son espejo de los conflictos políticos, sociales y económicos sin resolver. En vez de apostar por una solución dialogada y democrática de los conflictos, señalan una intencionalidad de ocultamiento utilizando para ello la fuerza y la represión. Por nuestra parte, creemos que el objetivo es implementar un proceso de empoderamiento de la ciudadanía para cimentar un futuro en libertad. El Estado no desmantelará de buena gana sus aparatos represivos y, como en otros aspectos, será la presión popular la que le obligue a dar pasos.

En diversos pueblos se han empezado a organizar diferentes iniciativas populares como en Altsasu. Leitza, Oñati y otros muchos han puesto en práctica iniciativas originales e imaginativas, que con la fuerza de la razón irán sumando adhesiones para impulsar cambios. No tenemos ninguna duda sobre la marcha de la Guardia Civil de nuestro pueblo, la cuenta atrás está en marcha.

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