Gorka Hermosa | acordeonista y compositor
«El flamenco cabe en todas las salsas y da mucho juego»
Gorka Hermosa (Urretxu, 1976) es uno de los acordeonistas vascos con más proyección internacional. Recientemente ha sido galardono con el Premio de Composición IMC-UNESCO por la obra «Paco», en la que lleva el guitarrismo de Paco de Lucía a las teclas del acordeón.
Mikel CHAMIZO | DONOSTIA
Flamenco Etxea, el dúo que forman Gorka Hermosa y el guitarrista José Luís Montón, actuará esta tarde en el Modelo Aretoa de Zarautz, en el marco de la XXVII Semana Cultural del Acordeón junto a la cantante donostiarra María Berasarte.
Su obra «Paco» es un homenaje al guitarrismo de Paco de Lucía desde un instrumento que organológicamente es todo lo contrario a la guitarra: el acordeón. ¿Cómo se le ocurrió ponerse a trabajar en ella?
Si hay una línea común en toda mi música es que intento hacer cosas que a priori nunca esperarías escuchar de un acordeón. Conociendo esto, el profesor del Instituto Gnessin de Moscú, Alexander Selivanov, me pidió que le escribiera una obra con acento español, y a mí no se me ocurrió mejor figura para canalizarlo que la de Paco de Lucía. Es difícil trasladar lo que hace una guitarra a un acordeón, porque son dos instrumentos muy distintos, pero en «Paco» he intentado evocar los rasgueados o la pulsación de la guitarra, no imitándolos, sino «acordeonizándolos» mediante efectos muy poco comunes.
¿Qué cree que tiene de especial la obra para haber ganado el premio del IMC-UNESCO?
Por lo que me dijeron los miembros del jurado, valoraron que el acercamiento al flamenco ha sido resuelto muy bien y con recursos nunca antes empleados en un acordeón. También que era sorprendente y muy apta para el lucimiento del intérprete. Hay que pensar que, siendo un tributo a Paco de Lucía, una de sus características es el extremo virtuosismo. Es una obra muy difícil, no al alcance de cualquiera, y, sin embargo, desde que se estrenó en marzo ha corrido como la pólvora. Se ha tocado ya en Rusia, China, Francia, Mónaco, Alemania, Canadá y Estados Unidos.
Se dan bastantes acercamientos al flamenco desde la música contemporánea. ¿Por qué cree que funciona tan bien esta mezcla?
Aunque el flamenco es una música con raíces muy hondas, en los años 50 fue Paco de lucía quien empezó a abrirlo a otros estilos y a internacionalizarlo, tocando junto a músicos de lenguajes tan alejados como Andy Meola o Chick Corea. Paco fue el primero en darse cuenta de que, una vez que entiendes su lógica rítmica y armónica, la riqueza del flamenco cabe en todas las salsas y da mucho juego.
Su interés por el flamenco llega hasta el punto de haber formado el grupo Flamenco Etxea junto al guitarrista José Luis Montón. ¿Cómo llegaron a poner en marcha un proyecto tan insólito?
Surgió de una forma muy surrealista. Hace ocho años me llamaron para tocar en el Festival Flamenco de Jerez con la bailaora María del Mar Moreno. Yo no sabía nada del flamenco, pero en el espectáculo había un número dedicado a París y salía tocando bajo una farola una canción de Édith Piaf.
Montón era el director artístico del espectáculo y tuvimos muy buen rollo. Poco después volvimos a juntarnos para montar un repertorio que fusionase mi mundo y el suyo: el mio, el de un profesor de conservatorio; y el suyo, el del flamenco puro, intuitivo. De la fusión de ambas personalidades surgió Flamenco Etxea, en el que tocamos flamenco y música vasca junto a nuestras propias composiciones. Y entre todo eso, arreglos de nuestro ídolo común, Johann Sebastian Bach, que dice José Luís que fue el mejor músico flamenco de la historia.
Tras el concierto en Zarautz parte para Castelfidardo, en Italia, para presentar el libro «Escenarios y estrategias para el futuro del acordeón».
Castelfidardo está en Ancona, muy cerca de Roma, y es el pueblo donde se hacen la mayoría de los acordeones del mundo. Es la Meca del acordeón, todo el pueblo se dedica a ello: en un garaje hay un taller de teclas, en otro de fuelles... Y una vez al año, las principales marcas organizan en el pueblo un macro festival de acordeón, con conciertos, charlas y cursos. Yo he tenido el honor de haber sido invitado los tres últimos años y la organización quiso que participase con uno de los capítulos de un libro que investiga sobre los retos del acordeón en el presente y en el futuro.
¿De qué trata su capítulo?
Es un resumen de un libro que publiqué el pasado año tras seis de investigación, sobre la historia de los precursores del acordeón en el Siglo XIX Aunque lo haya escrito yo, creo que es un libro importante para el mundo del acordeón, porque en él propongo un cambio sustancial a la historia del instrumento tal y como está publicada en los libros.
¿En qué se resume esa teoría suya?
Los acordeonistas usamos un instrumento concreto, el gran acordeón de concierto, que según las enciclopedias se inventó en 1959. Por eso no tenemos repertorio propio más allá del contemporáneo, porque se considera que nuestro predecesor es el acordeón diatónico, como el que usa Kepa Junkera, asociado a la música folklórica.
La teoría que yo propongo es que el acordeón de concierto procede en realidad del armonio, un órgano portátil que en el Siglo XIX estaba en todos los conservatorios, iglesias y en muchas casas, y para el que escribieron los más grandes compositores, como Tchaikovsky, Puccini o Brahms.
Pero el armonio desapareció en los años 30-40, con la introducción de los órganos eléctricos, y los que han sobrevivido suenan fatal porque están muy estropeados. En mi libro reivindico el armonio como antepasado del acordeón, y hago un listado de todo ese gran repertorio que no se ha tocado en los últimos 100 años y que se adapta perfectamente a nuestro instrumento moderno.