El Tindaya de Chillida, bloqueado por el juez tras dos décadas de polémica
El Tribunal Superior de Justicia de Canarias ha bloqueado el polémico proyecto de vaciado y conversión en una monumental escultura que Eduardo Chillida concibió hace veinte años para el monte Tindaya de Fuerteventura. Desde entonces, la lucha de los grupos ecologistas ha sido incesante mientras que el Gobierno canario lo ha apoyado, hasta el punto de modificar las leyes «a medida». Ahora, la justicia reconoce su condición de Bien de Interés Cultural (BIC).
N. BELASTEGI | DONOSTIA
Ben Magec-Ecologistas en Acción, la agrupación de diversos grupos ecologistas canarios, reclamó ayer «desechar de manera definitiva» el proyecto de Eduardo Chillida para Tindaya (La Oliva, Fuerteventura). La valoración la realizaron en una rueda de prensa en la que dieron a conocer la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) que bloquea de facto la ejecución del monumental proyecto y que da la razón, de esta forma, a los críticos contra este polémico proyecto.
Según la sentencia judicial, deberá hacerse una delimitación de los restos arqueológicos prehispánicos que integran el Bien de Interés Cultural del yacimiento de la montaña y unas normas para su conservación, anulando otras previas que aprobó el Gobierno de Canarias «a medida del proyecto», según Ben Magec.
Al desaparecido Chillida se le ocurrió la idea en 1985 cuando decidió que quería vaciar una montaña y convertirla en «Monumento a la tolerancia». En 1994, el artista decidió que su montaña sería Tindaya, sagrada para los guanches y con alto valor patrimonial, y un año más tarde el proyecto ya contaba con el respaldo del Gobierno canario, que asignó los derechos para la explotación de una mina dentro del monte a la empresa Cabo Verde S.A.
El primer problema llegó en 1996 cuando el fiscal anticorrupción investigó irregularidades en la compra de la mina. Además, diversos colectivos de arqueólogos y geólogos, así como los ecologistas, estaban en contra del proyecto. Los próximos años el Gobierno realizó estudios técnicos y adjudicó las obras a las empresas FCC y Nesco, tras un concurso internacional. La muerte de Antonio Fernandez, el ingeniero del proyecto, en 2000 se unió con la investigación por la venta de la mina. Aun sin solucionar los problemas legales, en los que «desaparecieron» grandes cantidades de dinero, falleció el propio Chillida en 2002.
Los trabajos no se reanudaron hasta 2006, cuando el resultado de los estudios geotécnicos daban luz verde al monumento. Sin embargo, no convencieron al Defensor del Pueblo, quien cuestionó el proyecto a falta de pocos meses del comienzo definitivo de las obras. Y, nuevamente, volvió a quedarse estancado hasta 2010. Un nuevo parón, y en 2012, en el décimo aniversario de la muerte del escultor, hubo un nuevo intento de reactivarlo.
Victoria de los ecologistas
La decisión del Tribunal Superior de Justicia de Canarias conocida ayer parece que cierra ya todo el ciclo. El motivo aducido para la paralización es que el monte ya tiene interés cultural en sí mismo, y es que en sus laderas se han encontrado grabados rupestres prehispánicos. El TSJC ha decidido no permitir que el proyecto continúe hasta que el Gobierno canario delimite el ámbito de protección de los mismos y tome las medidas de conservación oportunas, dada su condición de Bien de Interés Cultural por su valor arqueológico a pesar de que tanto el Gobierno canario como el Cabildo de Fuerteventura sostenían que los procedimientos iniciados en los años ochenta para concederle esa categoría habían caducado.
Una de las grandes preocupaciones de los detractores del proyecto de Chillida siempre ha sido que incumple la protección de las pinturas rupestres que le valieron el nombramiento de Monumento Natural por parte del ejecutivo canario. Para solucionar las irregularidades, en 2010 el Gobierno modificó las medidas de protección «a medida» del proyecto, para que no las incumpliera.
Después de la decisión del TSJC, Ben Magec dio la enhorabuena «a toda la ciudadanía por esta victoria legal». La sentencia indica que «era y sigue siendo obligado realizar la delimitación del Bien de Interés Cultural en la forma que exigen las leyes de Patrimonio», de modo que quedan anuladas las medidas especificadas por el Gobierno en 2010. La portavoz del grupo ecologista Noelia Sánchez pidió que se descarte el proyecto definitivamente, ya que cree «muy complicado que tenga cabida» sin vulnerar la ley.
Al hijo de Eduardo Chillida, Luis, por contra, le gustaría que «algún día este proyecto se pudiera llevar a cabo» porque esta es la única obra póstuma suya que queda. Si no puede ser, quedará como un sueño muy bonito», afirmó. Según él, el artista siempre quiso conservar los grabados.
En las laderas del Tindaya se han encontrado 217 grabados rupestres prehispánicos podoformos declarados Bien de Interés Cultural. Este tipo de dibujos se han encontrado en otros puntos de la isla.