La necesidad de ganar y romper las rachas negativas marca el partido que la Real jugará esta tarde en Vallecas con la intención de cerrar con una victoria la dura serie de siete partidos en veintidós días en la que ha sido irregular y ha encajado cuatro derrotas y tres empates.

Peor es todavía la situación del Rayo Vallecano, que en la primera jornada goleó al Elche (3-0) en Vallecas y desde entonces ha perdido seis partidos con dos goles a favor y 21 en contra. Si siempre los resultados tienen mayor importancia antes de un parón, cuando se está en una racha negativa, más si se buscan ya culpables en los técnicos.

El caso de Paco Jémez es particular porque quiere jugar al fútbol con el equipo de menor presupuesto de Primera como si fuese un grande. Así ha sido capaz de tener más posesión que el Barcelona en un partido, pero eso no le ha dado puntos.

A la Real le vienen bien los equipos que quieren jugar a fútbol y conceden espacios y eso debe aprovecharlo esta tarde. Se espera que Arrasate presente un once similar al que jugó en Leverkusen con la ausencia de Mikel González, que no viajó para acompañar a su mujer en el nacimiento de su hija Amaia.

Último esfuerzo

Además de ese cambio seguro y de la posibilidad de que Pardo o Agirretxe tengan sus opciones de volver al once para dar frescura al equipo, los otros ocho se espera que sean los mismos que jugaron el miércoles con la esperanza de que el juego de la segunda parte se convierta en una referencia que debe conducir a la consecución de un triunfo.

El Rayo juega con la baja de Seba Fernández, que sufrió en el último partido en Valencia una rotura del ligamento cruzado anterior y del menisco externo de su rodilla derecha, pero recupera a Falqué, Tito, Gálvez y Viera. Tampoco se esperan muchos cambios con respecto al anterior partido, en el que el Rayo perdió 1-0 con buena imagen.