Nobel de la Paz 2013 para la OPAC
Premio-acicate a la destrucción del arsenal químico en Siria... y más allá
La Organización para la Prohibición de Armas Químicas, que trabaja actualmente en la destrucción de los arsenales en Siria, ha sido premiada con el Nobel de la Paz. El Comité que decidió el galardón recordó la paradoja de que EEUU y Rusia, impulsores de ese desarme, hayan incumplido sus compromisos para hacer lo propio con sus propios arsenales.
GARA | OSLO
El premio Nobel de la Paz 2013 ha recaído en la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAC), un galardón que supone un toque de atención a los países, encabezados por EEUU y Rusia, que siguen sin destruir sus propios e inmensos stocks químicos.
«Los sucesos en Siria, donde se ha constatado la utilización de armas químicas, confirman la necesidad de incrementar los esfuerzos para desterrarlas totalmente», declaró el presidente del Comité Nobel noruego, Thorbjoen Jagland.
Desconocida por el gran público y con sede en La Haya, la OPAC trabaja actualmente en la localización y destrucción del arsenal químico del Ejército sirio por encargo del Consejo de Seguridad de la ONU tras, paradójicamente, un acuerdo bilateral entre Rusia y EEUU.
Fundada en 1997 con la función de cumplir la Convención sobre la Prohibición de las Armas Químicas (CPAQ), firmada en enero de 1993, es un raro ejemplo de relativo éxito en los esfuerzos de desarme ya que agrupa a 190 países tras la adhesión del Gobierno sirio el pasado mes de setiembre.
Relativo, ya que algunos países como Egipto, Corea del Norte, Angola y la nueva Sudán del Sur no la han hecho suya. Israel y Myanmar la firmaron en 1993 pero no la han ratificado.
«El Premio Nobel de la Paz nos ayudará en los meses que vienen a promover la universalidad de la Convención», señaló esperanzado el director general de la OPAC, Ahmet Üzümcü.
Que cumplan otros
El presidente del Comité Nobel fue más incisivo e instó a los estados partícipes que, como EEUU y Rusia, no han destruido totalmente sus stocks antes de la fecha límite de abril de 2012. «Cuando algunos países ponen en el punto de los proyectores las armas químicas de otro país, obvian que tienen una responsabilidad clara en acelerar la puesta en marcha de sus propios compromisos», señaló.
Como contrapunto, países que reconocieron tener armas químicas como India y Albania han destruido totalmente sus arsenales declarados.
Hasta la fecha se ha verificado la destrucción de 58.172 toneladas de agentes químicos, el 81,71% del arsenal declarado en todo el mundo. Igualmente, ha constatado la destrucción de 4,97 millones de municiones y contenedores químicos, el 57´3% de los 8,67 millones igualmente declarados.
Contrariamente a ediciones precedentes del Nobel de la Paz como la que premió en 2009 al presidente de EEUU, Barack Obama, o en 2012 a una Unión Europea en crisis, el galardón de este año ha generado opiniones generalmente positivas. «Digna ganadora», resumió Amnesty International, para mostrar su esperanza en que sirva para que «la comunidad internacional ponga fin a las violaciones de los derechos humanos en Siria».
Mark Fitzpatrick, experto en no proliferación del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), destacó que el premio «refuerza la legalidad internacional que castiga la posesión y el empleo de este tipo de armas letales.
La OPAC se impuso en la recta final a la paquistaní Malala Yusafzai, la joven de 16 años tiroteada en 2012 por los talibanes por defender el derecho de la mujer a la educación. La televisión pública noruega NRK, que se volvió a adelantar al adelantar el premiado, señaló que la corta edad de la aspirante, sus escasos logros y la posibilidad de que el premio la convierta en objetivo de un atentado serían los argumentos del Comité.
Los talibanes se felicitaron e instaron al Comité a dárselo «a los verdaderos musulmanes que luchan en defensa del islam». En Pakistán, la mayoría critica la hipermediatización del caso de esta joven, que no pocos ponen en duda.
La propia joven abonará sin duda estas teorías de un complot cuando aseguró, tras recibir el premio Sajarov de la UE que le gustaría ser primera ministra de su país para «salvarlo». GARA
El presidente francés, François Hollande, aseguró que «el premio Nobel consagra todo lo que Francia, y no solo Francia, ha emprendido desde hace varias semanas para denunciar el uso de armas químicas y su eliminación en un futuro».
El presidente ruso, Vladimir Putin, se merecía el Nobel de la Paz por su «labor mediadora» en Siria, aseguró el popular cantante y diputado ruso Iosif Kobzon, quien lamentó que el Comité no premiara «al autor de la idea» del desarme sirio.
La opositora Coalición Nacional Siria (CNFROS) condenó las violaciones de derechos humanos cometidas por los rebeldes y responsabilizó a los grupos yihadistas de las ejecuciones y secuestros.
En respuesta a un informe de Human Rights Watch (HRW), que denuncia que los rebeldes cometieron crímenes contra la humanidad por la muerte de 190 civiles (67 ejecutados friamente) y el secuestro de 200 en agosto en Latakia (noroeste poblado por la minoría alauíta en el poder), la CNFROS asegura que no se trata de una campaña de la «verdadera oposición».
La principal alianza de la oposición siria renegó en su comunicado del Estado Islámico de Irak y del Levante (vinculado con Al Qaeda-iRAK) y del Yeish al Muhayirin, los principales autores de los crímenes documentados por HRW, que incluye entre los implicados también al Frente al-Nosra, organización a la que la CNFROS no hace referencia alguna.
«Es un vergonzoso y aislado ataque de grupos extremistas que prosperan bajo la mano del régimen de (Bachar) al-Assad», subrayó la organización, que reiteró su compromiso con la legislación internacional y prometió presentar ante la justicia a los criminales, aunque denunció la inacción internacional. «Siempre y cuando se permita que el conflicto continúe, hay un riesgo real de que los grupos extremistas se fortalezcan y la situación de los derechos humanos en Siria empeore» agregó.
También insistió en su nota en que el régimen sirio es el responsable de «la mayoría de las violaciones de derechos humanos» y de los «ataques sistemáticos contra civiles», así como el que promueve la división sectaria.
La oposición denunció la muerte ayer de 70 personas en dos distritos damascenos de Al Thiabiya y Husseiniya «liberados» por el Ejército sirio con la ayuda de Hizbulah y de milicianos chiíes libaneses. Un vídeo no autentificado y colgado en Youtube imputa a Hizbulah la ejecución de varios rebeldes en una zona no identificada.
Por su parte, el jefe del autodenominado Ejército Libre Sirio, general Salim Idris, aseguró que al-Assad sería un «títere» en manos del oficial iraní Qasem Sulaimani. En declaraciones a un diario árabe, Idris denunció que los yihadistas extranjeros utilizan como táctica desplegarse en las zonas que «libera» el ELS y luego les corta el paso, renunciando a combatir al régimen y optando por hacerse fuertes. GARA