El lehendakari, Iñigo Urkullu, resucitó ayer el plan «Euskadi 2020». Una vieja propuesta, presentada como un «contrato social» en 2008, que quiere ser reconvertida en un proyecto de futuro por el actual inquilino de Ajuria Enea. Este «desafío» plantea tres «retos» -económico, político y social- para dar forma a una «nueva Euskadi» antes del año 2020.

Según explicó Urkullu a los presentes en el Roone Arledge Auditorium de Nueva York, durante los próximos años su Gobierno quiere construir «una Euskadi que se sitúe entre los primeros puestos del mundo en el índice de desarrollo humano, que consiga una tasa de pobreza infantil inferior al 5%, que haya consolidado la paz y que haya ejercido el derecho a decidir su propio futuro».

El lehendakari, que no renuncia a poner en marcha un nuevo estatus político para la CAV en 2015, tal como prometió durante la campaña electoral previa a las elecciones autonómicas, destacó que, «a pesar de nuestra escasa población y nuestra limitada extensión geográfica, tenemos el orgullo de ser una nación europea con identidad propia y con un elevado nivel de autogobierno».

En alusión al marco jurídico-político, afirmó que la CAV tiene derecho a negociar un nuevo estatuto de relación con el Estado español. «Un nuevo estatus basado en las bilateralidad, el respeto mutuo y el reconocimiento de nuestra identidad como nación europea», añadió ante una treintena de académicos de la Universidad de Columbia, de la Universidad de Nueva York y de la Universidad George Washington, entre otros centros.

Resolución de conflictos

Entre los presentes se encontraba el exlehenedakari Juan José Ibarretxe y dos expertos en resolución de conflictos internacionales: Peter Coleman (Universidad de Columbia) y Andrea Bartoli (Universidad Seton Hall). En este contexto, Urkullu recordó que el cese definitivo decretado por ETA en octubre de 2011 ha abierto una nueva oportunidad a la paz.

«Hoy tenemos una oportunidad que no podemos, no debemos, desaprovechar», señaló el lehendakari, que dejó el balón de la paz en el tejado de ETA. «Los partidos políticos vascos tenemos una responsabilidad histórica para consolidad la paz, pero el siguiente paso lo tiene que dar ETA», concluyó.