«Bizirik gaude», décimo disco de su ta gar
«Nos guía sentir y transmitir esas sensaciones»
Guitarra solista y voz y guitarra rítmica
Su Ta Gar ha grabado uno de los discos más completos de su historia, «Bizirik gaude». GARA lo venderá con el periódico los días 19 y 20 de este mes al precio de 8,95 euros. El 23 estará en tiendas físicas y digitales a un precio mayor. Diez discos, diez soberbias canciones, veinticinco años desde su primer concierto... y más sólidos que nunca.
Pablo CABEZA | BILBO
Con la edición del «The Bootleg Series de Bob Dylan, Vo. 10 - Another Self Portrait», la mayoría de comentarios del disco hacían referencia al crítico de la revista Rolling Stones Greil Marcus que en 1970 iniciaba la revisión del disco «Self portarit» preguntándose «qué es esta mierda». Con «Bizirik gaude» la pregunta podría ser «de quién es esta maravilla de disco». El análisis lo dejamos para la siguiente semana, pero, tras la escucha, lo evidente es que Su Ta Gar debería haber traspasado la frontera mental del idioma hace muchos años y estar editados en diferentes países compitiendo con los mejores, en especial con la publicación de sus dos últimos álbumes: «Ametsak pilatzen», de noviembre de 2011, y el actual.
Ambos títulos, como alguno más de su pasado, no defraudarían al oyente alemán, francés, italiano, sueco, polaco... o incluso inglés. Oyentes que moverían sus orejas ante la fuerza, el brío y la calidad de la banda, quizá preguntándose alterados quiénes son estos tipos tan buenos que cantan en un idioma tan «raro». Sea como fuere y por las circunstancias que sean, Su Ta Gar se ha quedado, injustamente, en el ámbito de Euskal Herria y puntos dinámicos del Estado español.
¿Programa Su Ta Gar los tiempos de edición de un disco o depende de los momentos de inspiración, si llegan?
A.G: Nosotros programamos los tiempos de edición. Nos marcamos una fecha y así nos «obligamos» a ponernos manos a la obra a la hora de componer. Podemos tener cosas en la recamara, pero como uno siempre intenta sacar lo mejor de sí, comienza la pelea contra el tiempo. Tienes un margen acotado para que la inspiración fluya y te quedes satisfecho con lo que has creado. Lógicamente es una presión, así que tienes que forzar la composición, la mente.
¿Son tradicionales en el aspecto del trabajo o la facilidad del software musical permite que cada uno vaya trabajando sobre una idea en el ordenador de casa y que la línea ADSL sea quien les ayude a compartir los trabajos de cada uno?
A.G: Las canciones las compongo yo en casa y, sobre todo, en el local. Posteriormente expongo la idea tocando lo que he creado o pasándoles una grabación. En este último caso, sí que utilizo el ordenador para grabar. El resto de arreglos e ideas que puedan surgir las trabajamos en el mismo local. Esto es posible en gran medida por el hecho de vivir cerca unos de otros. Si no, me imagino que tendríamos que tirar más de la tecnología. En definitiva, se puede decir que somos tradicionales en este aspecto. La verdad es que no ha variado mucho la forma de trabajar desde nuestros comienzos hasta ahora.
¿Existen planteamientos previos a la composición en el sentido de «hay que cambiar de estilo o darle un repaso» o todo queda sujeto a los vaivenes de la inspiración?
A.G: Lo importante son las canciones. Nos gusta que sean diferentes entre sí. Tenemos nuestro estilo y sabemos por donde camina: dureza, suavidad, diferentes influencias... Tenemos nuestras propias barreras interiores y las que el exterior nos pueda imponer, pero por encima de todo nos guía sentir y transmitir esas sensaciones a la gente, independientemente de si son más o menos heavy, más o menos thrash o pop. Sentimos la música como algo mucho más allá de los estilos.
Son una de las escasas formaciones de heavy metal a la que se contrata en Euskal Herria en fiestas, quizá el género atraviese una crisis de popularidad o quizá no haya grupos que salgan con la suficiente entidad como para romper barreras.
A.G: ¡Hum! Eso de romper barreras hoy en día es muy difícil. Hay una gran cantidad de grupos y de estilos muy diferentes, lo cual enriquece mucho el panorama musical, pero complica el hecho de que un grupo pueda romper. En general funcionamos los grupos que, aparte de llevar años tocando, hemos podido llenar un hueco que estaba vacío. En lo que se refiere al metal, es posible que esté atravesando una crisis de popularidad, ya que hay grupos muy buenos con grandes canciones que no acaban de cuajar. Pero este fenómeno ocurre con los demás estilos también. Al final funcionamos unos pocos. Ya sea por tendencias, modas o solera.
¿Mantienen la estructura de banda que controla todo su proceso o ya se delega en algunos aspectos?
X.B: En 2006 optamos por la autoproducción. Nos echamos a nuestras espaldas todo lo referente a la edición de discos (grabación, fabricación, promoción, publicidad...). También cogimos el tema de la contratación, pero esto último lo volvimos a delegar a partir de 2009; nos gestiona Abar Produkzioak. Hoy en día seguimos con el tema de la autoproducción y la verdad es que nos da mucho curro, pero también satisfacciones. Lo más importante es que la banda esté fuerte y decida cómo quiere funcionar valorando en cada momento la situación y las posibilidades.
Ya no pegan los saltos de hace 20 años, pero les vi en Bermeo y Basauri y mantienen un buen nivel de acción.
X.B: Es cuestión de actitud y sentimiento. Con lo que nos pone tocar la música que hacemos, es difícil estar estáticos. Nos gusta trasmitir lo que sentimos al tocar y cantar y ese es un reflejo del interior. Pero también es verdad que las rodillas no perdonan, por lo que conviene estar un poco en forma. Creo que si alguna vez no podemos estar tan dinámicos, aprenderemos a trasmitir lo que sentimos con otros recursos. Todo es un eterno aprendizaje.
También me ha parecido que había un cierto nivel de esponsorización, que solo se consigue con renombre.
X.B: En este tema nunca hemos sido muy de «marcas» y tampoco nos gusta hacer publicidad directa ni indirecta, aunque seguro que hacemos más de la deseada. En esos asuntos son más dados los chavales del grupo (Galder e Igor) y se mueven más en conseguir sus cosas. El hecho de llevar unos años en el terreno de la autoproducción nos ha permitido aprender nuevas cosas, entre ellas a movernos entre diferentes tiburones o en diferentes situaciones. No obstante, gracias a una buena relación de amistad, comenzamos unas conversaciones que han acabado en este trato, ya que por primera vez lanzaremos un disco al mercado en los kioskos mediante un periódico durante un fin de semana y luego ya estará en el mercado habitual de tiendas físicas y virtuales.
¿Continúan con el espíritu del local de ensayo o pueden las nuevas tecnologías?
A.G: Como comentaba antes, tenemos mucha suerte de vivir cerca unos de otros y del local. Galder es el que más lejos vive, en Mutriku, dos en Eibar y uno en Ermua. Y el local está en Eibar. Eso hace que juntarnos asiduamente no sea un problema. Además no es lo mismo ensayar solo en casa que ensayar con toda la banda. Preferimos y creemos que es mejor ensayar así.
Si no fallan las cuentan llevan ocho discos grabados en Lorentzo Records. Cerca de casa y como en familia.
A.G: Así es. Todo eso es muy importante. Sobre todo la relación con el técnico, Aitor Ariño en este caso. Otro factor vital es la cercanía física. En 15 minutos estamos allí. Puede parecer una tontería, pero no lo es.
¿Nunca les ha interesado apostar por un productor y ver qué sucede?
X.B: Lo hemos pensado e incluso ha habido gente internacional interesada. Pero le tenemos respeto al asunto ya que supone introducir a alguien desconocido en algo que es tuyo y no tenemos ganas de andar peleando o perdiendo poder de decisión sobre algo que es nuestro. Eso no quiere decir que no lo vayamos a probar nunca. Ya se verá.
Son un grupo reflexivo y comprometido, seguro que son sensibles al estancamiento político y la anulación general de derechos.
A.G: Todo está relacionado. Y no sólo en Euskal Herria. No hay más que ver cómo está el mundo. Todo son guerras y muerte. Con ello justifican todo el negocio armamentístico mundial en nombre de la paz, escondiendo la naturaleza territorial y coloni- zadora y, en definitiva, el egoísmo del ser humano. En EH lo mismo. Todo policía, todo represión (no olvidemos el asesinato de Iñigo Cabacas, la última redada policial contra Herrira, etc.). Y todas las injusticias padecidas y que sigue sufriendo gran parte de este pueblo, dirigidas desde España y desde aquí mismo. Todo es demagogia, todo apariencia. La meta es el poder y el dinero. Todo se quiere privatizar y están poniendo el pueblo al servicio de políticos, banqueros, compañías telefónicas, multinacionales eléctricas (el edificio Iberdrola es un insulto a la ciudadanía y además hay que aplaudirlo) y no al revés, que es como debería de ser. De todas maneras y si Euskal Herria y el euskera han resistido hasta el día de hoy, no van a ser estos capullos, por muchas leyes Wert y demás que quieran imponer, los que puedan con nosotros.
La portada es una maravilla. Y obra de un músico, además de artista gráfico.
X.B: Sí, es Xanti Rodríguez. Fotógrafo profesional, cantante y bajista de Legen Beltza. Le pasamos el título del disco y las canciones. Charlamos acerca de los temas tratados. Él hizo una radiografía de nuestros pensamientos y nos pasó un par de bocetos. Elegimos, y ya nos vino con esta portada que fue aceptada a la primera (cosa que no se si ha pasado antes en la historia de los Suta). Luego se enrolló la «casa discográfica» y ha quedado en digipack y con algún detalle en mate/brillo (tipo «serie de lujo»).
¿Alguna vez ha pasado Su Ta Gar por la indecisión, la posible ruptura...?
X.B: No sé que momentos habrá vivido cada uno al respecto, pero yo no he sentido ni por mi ni por Aitor un agotamiento tal como para plantearnos el fin. Sí te puedo asegurar que en las adversidades más duras (accidente de Borxa, sustitución de Asier...) hemos sentido claramente las ganas de continuar con lo que más nos gusta, con nuestra vida, con Su Ta Gar. Ante la adversidad, siempre hemos sentido el espíritu de supervivencia. Han sido momentos en los que hemos valorado mucho lo que tenemos. P. C.