Estados Unidos espía y los demás también
La supuesta y más que probable interceptación de las comunicaciones de Angela Merkel ha vuelto a dar realce al escándalo provocado por el espionaje masivo al que Estados Unidos somete a países de todo el mundo, incluidos los miembros de la Unión Europea. La difusión pública de la información manejada por Edward Snow- den está obligando a los mandatarios afectados a pedir explicaciones al gigante norteamericano, cuya respuesta ha oscilado entre el rechazo de las acusaciones, como ha ocurrido con la canciller alemana, al menos parcialmente, y la displicencia arrogante.
El alboroto diplomático, sin embargo, tiene mucho de impostura, pues es precisamente la publicitación del espionaje el principal causante de tanto revuelo. Puede decirse, en este sentido, que las revelaciones del exanalista de la NSA, más que a Washington, están incomodando a los países que han sido sometidos a su vigilancia, pues deben aparentar ante sus respectivas opiniones públicas una sorpresa y enfado que no se corresponden con la realidad. Porque, no nos llevemos a engaño, Alemania, Italia, el Estado francés y el resto de países cuyas comunicaciones han sido violadas, incluso al más alto nivel, conocen la dimensión de los tentáculos norteamericanos y en la mayoría de los casos han permitido que estos alcancen a sus ciudadanos.
Es sabido que las comunicaciones, tanto telefónicas como a través de internet, están sometidas de forma generalizada al escrutinio de fuerzas policiales y servicios de espionaje en todo el planeta. En Euskal Herria sabemos mucho de este tema, y también una clase política acostumbrada a todo tipo de seguimientos y escuchas por parte de los aparatos del Estado español. En este contexto, Estados Unidos espía en todos los rincones del globo porque tiene la capacidad técnica y la fuerza para hacerlo, algo que debe ser denunciado con dureza, pero igual que deben ser censuradas las prácticas de aquellos que ahora se hacen los ofendidos. El problema es global, y lo demás, simple hipocresía.