Le hacía falta un partido como el de anteayer. Lo reconocía él mismo. No solo se estrenó como goleador rojillo después de pelearlo durante mucho tiempo, sino que Oier volvió a sentirse preparado para aportar cosas al equipo. Un valor al alza de cara al derbi de mañana, pero también una pieza esencial en el vestuario de la escuadra navarra de los próximos años. Club y técnicos deberían tener en cuenta este último apartado para aportarle una continuidad de la que, como dijo, no ha gozado.

Su tempranero tanto al Rayo, con el que Osasuna encarriló un encuentro fundamental, no fue uno más. Y la forma en la que ayer se escenificó en Tajonar lo dejó bien a las claras. Todo el grupo le hizo un pasillo al futbolista lizartarra y el propio Javi Gracia le felicitó en forma de abrazo delante de sus compañeros. «Lo han celebrado casi tanto como yo porque sabían de la ilusión que me hacía marcar. Es la guasa que tiene esto de perder la virginidad», aseguró el futbolista sonriente.

Unas ganas las del canterano que incluso habían llegado al punto de ser «un poco obsesión» porque «ni siquiera había sido capaz de marcar en el filial y en Vigo lo hice por partida doble, pero en propio puerta -risas entre los presentes-, tenía una espina clavada, en la que incluso me insistían los amigos, pero quien más ganas tenía de meter un gol era yo», admitió sincero.

Cumplido el minuto dos del envite contra los vallecanos alcanzó uno de los retos por los que tanto tiempo llevaba peleando, tan inesperado que casi no supo cómo celebrarlo «porque en el momento que ves que entra el balón es obviamente una sensación extraña y nueva para mí, estás como en otra onda», trató de explicar.

Muchos «uyyys»

Curiosamente, la campaña pasada jugó en posiciones más cercanas a la meta contraria y ha tenido que ser en la presente y de lateral como finalmente ha visto puerta con acierto. «El año anterior tuve muchos «uyyys», recuerdo que frente al Atlético de Madrid fui uno de los más rematadores, por detrás de los cracks de la liga, fue algo anecdótico. Ayer (por el miércoles), el míster me permitió subir a rematar los corners y salió. Trabajamos muy bien las jugadas a balón parado y no va a ser la primera diana que consigamos de un saque de esquina, estas acciones nos van a dar muchos goles», vaticinó.

No fue solo el tanto, también el cómputo del encuentro lo que le dejó buen sabor de boca. «Necesitaba hacer un partido así porque llevaba un tiempo sin participar de inicio, desde que empezó la liga no había tenido un día para quedarme satisfecho con mi trabajo y saqué toda la rabia contenida», resaltó.

En tierra de nadie

Rabia y superación de una etapa en la que se encontraba algo decaído. «No lo oculto, he pasado una época fastidiado porque desde hace mes y medio todo ha ido muy rápido en lo que se refiere al cambio de míster y me ha pillado en tierra de nadie. Sabe que me tiene, pero a la vez no sabe dónde ubicarme, es el mismo dilema de siempre. De todos modos, he intentado estar fuerte mentalmente porque el fútbol cambia de un día para otro, como se ha visto», expresó el navarro.

Claro que, de nada servirá si el futbolista pone todo de su parte y ahora no es correspondido con cierta continuidad. «Esa es la palabra, si echamos la mirada atrás, aunque el año pasado jugué mucho, tampoco gocé de ella. En mi carrera futbolística no he tenido continuidad, relacionado con mis polivalentes características. Sí la tuve en Vigo y las cosas funcionaron», se reivindicó con toda lógica.

De todos modos, el fútbol no entiende de sentimentalismos y ya está a la vuelta de la esquina un derbi con mucho en juego. «En Anoeta nos cuesta sacar puntos, pero ahora estamos fuera del descenso y necesitamos seguir sumando, cuanto más mejor antes de Navidades», señaló. Osasuna no gana en Anoeta desde hace ocho años, pero Oier se apoyó en unas declaraciones del técnico del Athletic. «Valverde dijo que el partido de Getafe era perfecto porque no habían vencido nunca allí, a ver si nos pasa lo mismo», dijo.