Mikel Jauregi | Kazetaria
«Vete a tu país»
Puedes tener el mejor día de tu vida que, al final, seguro viene alguien a jodértelo. Eso es así aquí y en la Patagonia. Y puedes llevar 48 horas casi devanándote los sesos para dar con el tono adecuado del tema que te ronda la cabeza para la columna semanal que, al final, seguro salta algo que hace replantearte la idea y empezar de cero. Este es el caso.
En principio, puede parecer un tema menor al lado de las consecuencias y derivadas varias del fallo del Tribunal de Estrasburgo contra la doctrina que permitía a las autoridades españolas prorrogar la condena a los presos vascos una vez cumplían enterita la que les habían impuesto. O del más que posible cierre de Fagor Electrodomésticos y de su impacto social y económico. O de esa historia de espías que parece haber pillado por sorpresa (vamos, ¡no me jodas!) a todo el mundo. O del último capítulo del llamado «caso Bárcenas», ese que lleva la rúbrica de una juez que ha archivado la investigación sobre la destrucción por parte del PP de los dos ordenadores que el extesorero tenía en Génova.
Y, de hecho, lo es. Menor, quiero decir. Pero más por su dimensión que por el fondo. Porque «uno de los clubes de fútbol señeros de San Sebastián», como luce en su web, con más de 40 años de historia y «pionero en la labor de formación de jóvenes futbolistas» ha acabado por joderme el día. En unas pocas horas, el Lengokoak ha publicado dos comunicados infames en los que carga contra la sanción -«desmedida y sin ninguna justicia»- de seis partidos que el Comité de Competición de la Federación Guipuzcoana ha impuesto a su entrenador del Infantil de Honor. ¿Motivada por? Pues por espetar a su homólogo del Antiguoko un sonoro «vete a tu país».
La primera nota quitaba hierro a la frasecita xenófoba y terminaba con un aleccionador «quizás por el mismo precio, haya que aprovechar para dirigirse al entrenador rival más despectivamente». La segunda venía a ratificar lo dicho con anterioridad, excusaba a su técnico porque no le añadió «puto» a la frase de marras y concluía señalando que «antes de racismo quizás hay que hablar de cinismo».
Estas cosas quizás no merezcan titulares en primera plana, como los Bárcenas, TEDH, Obama, Fagor, etc, pero sí cierta visibilidad, aunque sea para vergüenza de sus protagonistas.