CRíTICA | «Insidious: Capítulo 2»
La cinta de James Wan se beneficia del efecto Halloween
Mikel INSAUSTI
La película de terror llamada a liderar la taquilla en las fechas aledañas a Halloween es «Insidious: Capítulo 2». En su estreno estadounidense amasó durante el primer fin de semana 40 millones de dólares, y en el total está a punto de cruzar la barrera de los 100. Todo son beneficios, porque ha costado solamente 5 millones de dólares, que hasta es mucho para los ínfimos presupuestos que se gastan los productores Jason Blum y Oren Peli, expertos en rentabilizar al máximo sus pequeñas inversiones.
A James Wan no se le puede exigir más con menos, pues es increíble el rendimiento que saca a los escasos medios con los que cuenta. Su obra maestra «Expediente Warren» la hizo con 20 ajustados millones de dólares. Así, que lo que logra ahora con «Insidious: Capítulo 2» resulta a todas luces proporcional. El cineasta de origen malayo es el que más está contribuyendo a la recuperación del cine de terror, un género venido a menos en los últimos tiempos. Su clasicismo renovado está llegando al gran público, más allá de los festivales especializados y del sector freak.
Por raro que parezca, James Wan solo ha hecho hasta la fecha películas originales. Esta es la primera vez en que se aviene a dirigir una segunda parte, demostrando que lo suyo no es el continuismo. En lugar de conformarse con una secuela al uso, construye un díptico haciendo que las dos entregas se complementen la una a la otra. Falta por ver cual será su postura ante una más que posible tercera entrega, dado el éxito comercial. Puede que colabore o no en el consiguiente franquiciado, teniendo en cuenta que ha aceptado dirigir su primera superproducción, que será la séptima entrega de la saga motorizada «Fast & Furious».
En «Insidious: Capítulo 2» James Wan vuelve a exhibir su dominio de los ambientes pesadillescos en torno a los traumas infantiles, recreando el caso de Norman Bates, tratado por Hitchcock en «Psicosis», desde una dimensión fantasmagórica. Y además tiene al gran Patrick Wilson, que se permite homanejear al Jack Nicholson de «El resplandor».