No nos libraremos ni en directo ni en diferido de las vaquillas, toros ensogados, de los encierros menores, de los concursos con participantes mancomunados, sean de ciudad, villa o aldea. Lo único que no tendremos son las vaquillas de Ramón García. Esto podría ser una buena noticia, un signo de la reconstrucción o regeneración programática emprendida por la señora Cafarell y su equipo en RTVE, pero me temo que se deba a una simple táctica economicista, o a algo peor, a un desafecto con el vendedor de viajes todo incluido, el dicharachero García, Ramontxu para algunas copresentadoras de los aparentemente imperecederos programas que en la primera estatal lo convirtieron en un amigo familiar debido a su constancia en estar presente en nuestro electrodoméstico esencial, siempre alegre y con sus vaquillas.

No tenemos vaquillas, pero tenemos a Paz Padilla, que ella sola ya hace una estampida sobre los platós, se come más letras que kilos de hierba puede rumiar cualquier res y agita el cotarro con su siempre impostada simpatía. Ahora nos llega con un concurso casi calcado al de García, de título muy sugerente, “Hasta que la tele nos separe”, pero que no tiene mayor interés que ver a esas familias haciendo el idiota unidas.

La familia parece haberse convertido en el eje central de todas las perversiones eclesiásticas o programáticas. Antes la participación era por el tercio municipal, y ahora lo es por el familiar, pero en ambos casos se trata de expandir solidariamente las posibilidades de hacer el ridículo y de aparecer en la tele para regocijo de vecinos y familiares lejanos, mientras es más inseguro que los amigos sigan manteniendo la incondicionalidad ante tantas tonterías como se les induce a hacer para rellenar varias horas de televisión de despojos. Todo ello dentro de una ola de calor, de una bajada estadística de muertos en carretera que dicen es debido al carné por puntos y yo estudiaría la posibilidad de que fuera por el precio de los combustibles que quitan las ganas de consumir a cualquiera. Pero con las noticias pertinaces de bombardeos, violencias de género, cayucos haciendo subir la temperatura. Pero sin vaquillas. O con otras vaquillas. -