Las manifestaciones de Donostia y Bilbao han dolido en el corazoncito de la extrema derecha hispana, a la que sólo le gusta que se manifiesten los obispos, los ultras, las monjas y los del alcanfor. El editorialista de “Abc” entendía que «con la Fiscalía neutralizada, la Ley de Partidos inhibida y la suspensión de actividades, decretada por Grande-Marlaska, burlada continuamente, es evidente que Batasuna encuentra una batería de coartadas perfecta para obviar la legalización que le propone el Gobierno, pues es el propio Ejecutivo el que no promueve el cumplimiento de las leyes. Con qué autoridad moral va Rodríguez Zapatero a exigir a Otegi y compañía que acaten la Ley de Partidos si es el Ejecutivo el que la ha convertido en papel mojado. A saber: el entramado batasuno se manifiesta cuando quiere, convoca ruedas de prensa sin recato, lanza amenazas perfectamente inteligibles y tira de las orejas al Gobierno». Todo eso por una manifa.

No le iba a la zaga el escriba oficial de “La Razón”: «...habrá que preguntarse por qué el brazo político de ETA se muestra hoy más envalentonado que hace dos años; por qué insiste en saltarse la ley, si no es para engrasar su maquinaria política, sacar pecho y reforzar la moral de una militancia que hasta no hace muchos meses estaba desorientada, arruinada y en franca retirada. Habrá que preguntarse, en suma, si en esta resurrección abertzale no tiene mucho que ver la debilidad y las cesiones del Gobierno de Zapatero, que considera que autorizando manifestaciones como la de mañana se amansa a los proetarras y se propicia su vuelta a la legalidad. Después de cuatro años de negociaciones bajo cuerda, parece que el PSOE aún no ha descubierto la verdadera naturaleza e intenciones de Batasuna y ETA».

Y en este mismo medio, Carmen Gurruchaga, inefable, nos regalaba esta sonrisa. No se la pierdan: «Hace unos días, este periódico resaltaba una frase en la que Esperanza Aguirre hablaba de libertad y aseguraba que, en España, será efectiva el día que cualquier ciudadano pueda estar, por ejemplo, en el Bulevar de San Sebastián, con una bandera española en la mano gritando ¡Viva España! Pues bien, eso hoy no es posible. Sensu contrario, los nacionalistas, batasunos o no, pueden pavonearse con una ikurriña por toda la geografía vasca, capitales incluidas, gritando ¡Gora Euskadi! o ¡Gora ETA!». Qué bien me lo estoy pasando. -

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