Las familias retenidas en el Congo pueden volver mañana
Seis familias, dos vascas y cuatro catalanas, que decidieron adoptar en el Congo y siguen retenidas allí podrían volver a sus lugares de origen antes de terminar la semana. La quinta familia catalana, que también estuvo retenida junto a las demás, pudo salir ayer de Kinshasa en un vuelo destino a París, desde donde se trasladarán a su domicilio.
DONOSTIA
La retención que han estado sufriendo en el Congo las cinco familias adoptantes catalanas y las dos vascas está llegando a su fin. Una de las primeras pudo salir de la República Democrática del Congo (RDC)ayer tras tomar un vuelo en Kinshasa. Todas las demás esperan hacer lo mismo mañana, según ha previsto la diplomacia española.Un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores llegó la noche del miércoles a Brazaville e inició las gestiones para lograr la salida de la zona de las siete familias con sus respectivos niños adoptados. La llegada del diplomático para solventar el tema ha mejorado el estado de ánimo de las familias «porque en cuanto vino nos hizo una visita y hemos visto que tiene ganas de trabajar», comentó Josue Palacios, uno de los padres adoptantes. En primer lugar, los catalanes Javier Torrens y Natalia Castellanos pudieron reunirse en Kinshasa con su niña adoptiva tras varios días de separación, ya que la menor se quedó en la capital de la RDC cuando las familias tuvieron que salir de la ciudad, cruzar el río Congo e instalarse en la vecina Brazzaville capital de la República del Congo debido a la ola de violencia. Ayer consiguieron el visado de su hija y volaron a Europa por la noche en el vuelo Kinshasha-París. De ahí se trasladarán en otro vuelo a su lugar de origen. Las otras seis familias, incluidas las dos vascas, están ultimando los trámites de sus visados. Ayer tramitaron dos, uno en la embajada belga, para que los ñiños adoptados puedan entrar en Europa y otro en la de Kinshasa para poder salir todos de allí. «Seguramente saldremos por Kinshasa ya que en los vuelos de Brazzaville no hay plazas, pero nos tienen que confirmar si será el sábado y si vamos todos juntos o si se irá un grupo esta semana y otro la que viene», añadió Palacios. Los padres están contentos, aunque se muestran cautelosos ante lo que pueda pasar, «estamos mejor, pero nos han puesto tantas trabas que estamos expectantes», explicó el catalán. Por otro lado, otras dos familias vascas de Berango y Barakaldo que se habían quedado sin poder volver por las trifulcas surgidas tras las elecciones pudieron salir hacia Bilbo ayer tras abrirse el aeropuerto del Congo, del que precisaban de permiso para salir.
Relato desde el Congo de la situación de las familias
N.V.
DONOSTIA Según relataron ayer mismo las familias adoptantes retenidas, tienen muchas ganas de volver. Agregaron que «vemos la luz al final del camino, pero tenemos miedo de que nos vuelva a pasar algo que de al traste con nuestras ilusiones». El comentario de todos es el mismo, «sobre todo estamos muy cansados y se nos está haciendo muy largo». Todos están pendientes de que se solucionen las cosas para poder llegar a casa cuanto antes. El cansancio acumulado les están pasando factura, pero están animados porque ven que la solución está a punto de llegar. Han sido muchos días en los que las condiciones que han vivido no han sido muy adecuadas; han estado en una casa en la que sólo había un baño para ocho adultos, a lo que hay que sumar la tensión de la situación vivida. Ahora están en un hotel, donde pasarán los últimos días. Cada uno tiene su habitación y está con su hijo y se sienten «un poquito más relajados». En lo que a la salud se refiere, la azpeitiarra Marijo Altuna ha pasado la malaria y ya se ha recuperado, pero está cansada por los acontecimientos sucedidos. Su madre, de 74 años, es la que está «más cansada, aunque no lo dice». Los demás están bien, no han tenido ningún episodio más de enfermedades.
|
