Las campas del parque de Etxebarria, en Begoña, se llenaron ayer de cientos de ancianos que, como si de jóvenes veinteañeros se tratara, disfrutaron de una jornada de fiesta que como cada año se organiza para ellos en Aste Nagusia. Una iniciativa que acoge a todas las residencias de la ciudad y que tiene como objetivo hacerles disfrutar con la visita al circo, la posterior comida en Deustua y la corrida de abono.

Todo comenzó hacia las doce del mediodía, cuando 192 personas llegadas de diferentes residencias de Bilbo se dieron cita en el recinto de barracas del parque de Etxebarria. Un día lleno de actividades los esperaba, así que para empezar con fuerza, nada mejor que un pequeño tentempié en uno de los mesones del parque. Al ritmo de la música de los txistularis, los años no pesaron en absoluto para quienes no duraron en salir a bailar sobre una alfombra larga, como si de artistas de Hollywood se tratara.

Hacia las doce, todos fueron movilizándose, sin prisa pero sin pausa, hasta llegar al circo. El número preparado de caballos de la alta escuela fue el elegido para dar comienzo al espectáculo. A continuación y tras el apagón de luces que en el escenario se aprovechó para cambiarse de ropa, diez acróbatas hicieron las delicias de todos. Con manos, sin ellas, de uno en uno, de dos en dos, todo era posible para estos candidatos de cuerpos de plastilina. Asimismo, el circo mostró su cara más humorística con la actuación de un payaso que, sin duda, recreó uno de los momentos mas divertidos para los allí presentes. Un payaso que no dudó en sacar a los monitores de los ancianos haciéndoles participe de su show. Una actuación, que además de traer las carcajadas mas sonoras, sirvió de broche final al espectáculo. A la salida del circo, los comentarios estaban en el aire. «Yo vi el espectáculo completo el otro día y me gusto más, claro que eran dos horas y cuarto. Hoy ha sido mas corto pero está bien, qué más queremos. Al final es todo el día gratis», confesaba Catalina Chaurri.

Entre todos los asistentes, también se encontraba María Jesús García, coordinadora de esta iniciativa, quien relató los comienzos de esta propuesta. «El creador de esta fiesta fue José María Amantes y en aquel momento se hacia para todos, en general. Después se incorporó un sacerdote que fue quien propuso hacerlo para las residencias de ancianos de Bilbo». Asimismo, quiso subrayar el recorrido de esta propuesta, ya que, aseguró, «lleva mas de 20 años celebrándose».

En cuanto a la participación se refiere, resaltó la escasez de participantes de este año. «Hoy ha venido poca gente, nos han fallado muchos por el mal tiempo, han visto el día gris y no se han animado» explicó. Las curvas de la carpa del circo se alejaron cada vez más, quedando en simple figura geométrica.

Sin embargo, la comida les esperaba, la fiesta sólo había comenzado. Quedaba aún una larga jornada y, por la tarde, la por muchos esperada corrida de toros en Vista Alegre. -