GaraAzkenak - Paperezkoa - English Edition  |  Le Journal
EUS | ES | FR | ENG
 » PAPEREZKOA
  -Aurkibidea
  - EuskalHerria
- Jendartea
- Ekonomia
- Iritzia
- Mundua
- Kultura
- Kirolak
 » AZKENORDUA
 » ENGLISH EDITION
 » DOSIERRAK
 » DOKUMENTUAK
 » IRUDITAN
 » HEMEROTEKA
 » Produktuak
Gara > Idatzia > Jendartea 2006-12-21
Abdel Karim El Ddah debía estar en su casa de El Aaiún, y no en la cárcel de Martutene
La muerte de un joven saharaui de 23 años en la cárcel de Martutene ha destapado la cruda realidad del día a día de las prisiones. Tenía graves problemas mentales que no se atendían de manera adecuada y había intentando quitarse la vida en cuatro ocasiones; estaba aceptada su expulsión a El Aaiún, de donde procedía, como pena sustitutiva a la cárcel; apenas podía comunicarse con nadie por problemas con el idioma y únicamente deseaba volver a casa. Abdel Karim había realizado seis veces el viaje en patera «hacia una vida mejor» y lo devolverán a casa cadáver.

DONOSTIA

Abdel Karim El Ddah, joven de 23 años de nacionalidad saharaui, apareció muerto el pasado sábado 16 de diciembre en la cárcel de Martutene, donde cumplía una condena de dos años y medio por verse implicado en una pelea en Gasteiz el año pasado. En los casos de penas privativas de libertad menores de seis años que afectan a personas extranjeras, suele ser habitual que la pena sea sustituida por la expulsión o repatriación a su país. Se da la circunstancia de que, en el caso de Abdel Karim, un juez había decidido que fuera devuelto a El Aaiún y el joven solicitó voluntariamente que se ejecutara esa medida «porque la situación en la prisión le resultaba insoportable». A esto hay que sumarle su delicada situación mental, ya que Abdel se había autolesionado anteriormente al menos otras cuatro veces.

Ante tal situación, Sos Racismo de Gipuzkoa envió dos escritos dirigidos a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias y al centro de Martutene en los cuales se exigía la excarcelación inmediata de Abdel «dado su delicado estado de salud y ante la imposibilidad de poder ser expulsado en un plazo corto de tiempo», explicó ayer Agustín Unzurrunzaga, de Sos Racismo. Y es que las expulsiones deben ser ejecutadas por la Policía, la que argumentaba la conflictiva situación política de Sahara para no hacer efectiva la repatriación a plazo corto. No obstante, la petición de Sos Racismo llegó tarde, ya que a los seis días de realizarla, Abdel Karim El Ddah apareció ahorcado en su celda. «La expulsión del joven estaba aceptada y, teniendo en cuenta su delicada situación médica, debe- rían haberlo excarcelado para poder ser tratado de manera adecuada fuera de la cárcel. Permanecer en la cárcel era la peor de las soluciones, como ha quedado bien claro», denunció Unzurrunzaga.

A entender de César Manzanos, de Salhaketa, la de Abdel Karim El Ddah «es la crónica de una muerte anunciada». Además de ser «evitable», esta muerte «tiene responsabilidades», denunció Manzanos, al tiempo que recalcó que «el uso del Derecho que se está haciendo es racista y perverso». A entender del portavoz de Salhaketa, si este joven no hubiera sido extranjero «estaría vivo». No obstante, Manzanos también quiso reiterar la crítica que viene realizando Salhaketa en torno a la deplorable situación que se vive dentro de las prisiones. Y es que, con esta última, ya son 23 las muertes en las cárceles vascas y de presos con residencia en Euskal Herria en cárceles españolas durante los últimos 20 meses. «Cabe destacar cómo ha cambiado esta lúgubre lista. Antes, los presos se morían en Nanclares y ahora los mandan a morir a Basauri y Donostia», denunció Manzanos. A entender de Salhaketa, como la prisión de Langraiz está «en el ojo del huracán» por las numerosas muertes por causas no naturales que se han dado en este centro penitenciario alavés, optan por trasladar los presos con riesgo de suicidio a otras cárceles.

«Esto demuestra de forma clarísima que los problemas no se solucionan, sino que se busca ocultarlos. Unicamente meten la mierda debajo de la alfombra». Por ello, Manzanos exigió «la inmediata dimisión» del director de la cárcel de Martutene, petición a la que se unió la asociación Arrats. «La Administración tiene una clara responsabilidad en esta muerte», apuntaron.

Graves trastornos mentales

Abdel Karim El Ddah tenía graves trastornos mentales. Su caso refleja, según Salhaketa, la situación que viven muchas personas reclusas en las cárceles. «Cada vez más, los jueces están mandando a la cárcel personas con importantes problemas mentales. De hecho, uno de cada diez presos tiene problemas mentales», afirmó Manzanos. La asociación Arrats también conoce de primera mano la situación actual de la prisión de Donostia y coincide conSalhaketa al afirmar que en las cárceles se están atendiendo casos de alteraciones mentales con medios insuficientes e inadecuados.

Según explicó Joxe Mari Larrañaga, de Arrats, «la prisión de Martutene esta muy masificada actualmente. Tiene casi 400 presos y no está preparada para nada para acoger a toda esta gente». En cuanto a la situación de la población árabe, Larrañaga explicó que su situación es difícil y que «se tienen que buscar la vida». En Martutene no permiten la entrada de imanes que den clases de español a las personas que, como Abdel, no tienen posibilidad de comunicarse con la Administración. «No conocen ni sus derechos ni sus obligaciones en la prisión porque no entienden el idioma», explicó Larrañaga.

De hecho, miembros de Arrats tuvieron contacto con el joven muerto, «pero, desgraciadamente, no pudimos hacer nada por él», lamentó Larrañaga. Los voluntarios de Arrats antes podían entrar en la cárcel de Martutene, pero a día de hoy sólo pueden acceder a las ventanillas. «En estas condiciones es muy difícil trabajar», explicó Larrañaga.

Política de ocultamiento

La muerte de Abdel Karim se hizo pública porque otro recluso alertó de la misma. «Lo más grave es la política de ocultamiento y retraso en la información pública sobre estas muertes y la nula iniciativa de actuación por parte de las autoridades judiciales competentes para esclarecer las circunstancias», denunció César Manzanos. Y es que el Ministerio fiscal no investiga de oficio las muertes dentro de las prisiones. Por ello, los miembros de Sos Racismo, Salhaketa y Arrats preguntaron a Instituciones Penitenciarias y al Gobierno español «cómo van a terminar con esta terrible situación».

Por ello, estos colectivos propusieron «el cierre cautelar de aquellas dependencias que no reúnen las condiciones mínimas de habitabilidad para garantizar la salud y seguridad de las personas presas».



Llamamiento para ayudar en la repatriación
El cuerpo de Abdel Karim El Ddah será repatriado en el plazo de una semana a El Aaiún por deseo expreso de su familia. La cárcel de Martutene no se hará cargo del coste de la repatriación, unos 5.000 euros, y ninguna instancia pública se ha pronunciado al respecto por ahora, aunque los organismos que trabajan con los reclusos han llamado ya a diversas puertas. También quieren llamar a la sociedad en general a contribuir a esta causa, aunque subrayan que la responsabilidad es de la Administración. No obstante, quien quiera ayudar a la repatriación del joven saharaui puede ponerse en contacto conSos Racismo de Gipuzkoa. -



Tratamiento a golpe de pastillas y acompañamiento

DONOSTIA

Abdel Karim El Ddah tenía graves problemas mentales y había intentado suicidarse anteriormente. Como indica el protocolo del Plan de Prevención de Suicidios en las cárceles, le habían asignado el acompañamiento de otros dos presos para evitar que estuviera solo y se autolesionara.«Son amigos, no son médicos. Es como si a cualquier persona con problemas siquiátricos graves le pusieran la vigilancia de un amigo de la cuadrilla», explicaron ayer. En opinión de César Manzanos, «esta medida es una aberración», porque lo que necesitaba Abdel era asistencia primaria en salud mental. No obstante, en la cárcel de Martutene «no existe este servicio». El joven fallecido estaba tomando «muchas pastillas», según relató ayer su primo. «El tratamiento que les pone a los presos con problemas mentales es a golpe de pastillas, les sedan con sicofármacos que no hacen más que agravar el problema», explicó Manzanos. Además, son los propios presos enfermos los que administran sus medicamentos.


 
Inprimatu
...Albiste gehiago
Euskal Herria
LAB emplaza a Zapatero a dar «pasos resolutivos»
Euskal Herria
Parisek Errea eta Larraz abokatuak espetxeratu ditu
Euskal Herria
El Gobierno español comunica contactos con ETA, pero sin novedades relevantes
Iritzia
La cita con ETA y el derecho de reunión
Mundua
Bush reconoce por primera vez que «no estamos ganando» la guerra de Irak
Euskal Herria
La movilización se abrió paso entre los autos judiciales y las filtraciones
  CopyrightGara | Kontaktua | Norgara | Publizitatea |  rss