Raimundo Fitero
Anestesia
En “7 Vidas” andan con tortícolis. Para animar sus entregas deben intercalar momentos gloriosos pasados. No es mala idea para mantener la tensión, pero es a la vez un síntoma de debilidad. Si funcionasen perfectamente no necesitarían estos recursos. Con hacer de vez en cuando un recopilatorio serviría. Pero así, la cosa se pone un poco pesada. Y es que las nuevas incorporaciones no acaban de dar el tono requerido. Es la vieja guardia del reparto la que mantiene el espíritu y la capacidad de enganchar. Algunos de los nuevos no conecta por ningún lado. Son errores de reparto que a veces suceden, y los guiones por sí solos no pueden solucionar los problemas actorales. Esperemos que se solucionen para que vuelva a ser el cañón dominical que nos daba las salvas honoríficas a la inteligencia. Ahora que han vuelto a la lógica, es decir, sin inventos programáticos que han fracasado estrepitosamente, con reposiciones de “Aída”, es esta serie la que nos proporciona las carcajadas y la conexión con el placer.
En los teleberris y demás servicios integrales de ánimo a las bases del espíritu fantasmal, deberán recurrir también a los recopilatorios del pasado. Mirando hacia el fondo de la tabla de clasificación vemos que se derrumba el proyecto. Son demasiadas semanas jugando en el borde del abismo como para que ninguno de los tres equipos de las capitales en las que manda a sus fantasmas negros el violento Balza acabe jugando con el Eibar. Bueno, es un decir, porque el Eibar puede bajar otro escalafón, asunto que no pasa desde hace muchos años, pero que cuando se encadenan los desvaríos y los errores de reparto, de dirección y hasta de guión pueden pasar estas cosas.
Podemos utilizar la anestesia de que falta mucha Liga, de que ahora es el momento propicio para demostrar lo que se vale. Y puede ser verdad, que se salven, pero esto es una cadena sin demasiadas variaciones. Si estás ahí abajo, no te televisan, si no te televisan no tienes recursos, si no tienes recursos se debilita tu estructura, y así hasta enfrentarse con la nada. Si sucediera esta debacle se abriría un debate deportivo, quizás político, pero sobre todo, televisivo. -
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