Jose Angel ORIA
El árbol sectario oculta el bosque resistente iraquí
Irak inicia el cuarto año de su ocupación con síntomas que llevan a pensar que una guerra civil en función de creencias religiosas es inevitable. Sin embargo, los análisis que no beben sólo de las fuentes ocupantes nos recuerdan que la resistencia iraquí sigue ahí, haciendo la vida imposible a los estadounidenses y aliados, y que los líderes religiosos se esfuerzan por evitar una guerra que sólo serviría a los amigos de Bush.
El general de división iraquí Mubden Hatem Al Duleimi y un soldado estadounidense murieron en Irak en dos ataques diferentes, informaron hoy fuentes de la Policía local y del Ejército de EEUU en Irak», rezaba ayer una información de una agencia internacional. La nota estaba condenada a pasar desapercibida en medio de ataques mucho más trágicos, que nos hablan de una guerra civil claramente fomentada por fuerzas que actúan en el país ocupado con total impunidad. Cada vez son más los analistas que relacionan atentados como el de Samarra, o los que se llevan a cabo colocando una bomba a la salida de una mezquita o en un mercado, con la pretensión ocupante de enfrentar a iraquíes contra iraquíes.Los ataques dirigidos contra las fuerzas ocupantes y colaboradores no se recogen en los resúmenes de agencias. Es más, a las redacciones sólo llega información sobre estas operaciones si ha fallecido algún estadounidense y, en ese caso, llega al día siguiente y sin los datos que nos permitan situar qué ha pasado. Sin embargo, la resistencia a la ocupación sigue siendo una realidad muy sólida, como confirman informes basados en fuentes independientes. «La capacidad de renovación humana y operativa de la resistencia es reconocida por los propios ocupantes, quienes afirman dar muerte al mes a 3.000 combatientes iraquíes afirma la Campaña Estatal contra la Ocupación y por la Soberanía de Iraq (CEOSI). En 2005, el número de ataques de la resistencia se incrementó en un 30% respecto al año anterior: más de 34.000 acciones, casi 100 diarias. De ellas, apenas un 1% fueron ataques suicidas o con coches-bomba, que la resistencia no reconoce como propios. Según el Pentágono, en 2005 han muerto en combate al día en Irak dos soldados estadounidenses, una cifra que no disminuye; el número de soldados heridos graves que no pueden retornar al servicio aumenta: más de 7.500 de los 16.500 heridos hasta mediados de enero». Este aspecto que nos ocultan de la realidad iraquí explica las maniobras de los ocupantes, que no se entienden si sólo atendemos a las disputas de palacio sobre un Gobierno que, en el mejor de los casos, no pasará de títere. Los observadores que tratan de dar cuenta de lo que realmente ocurre tienen muchas dificultades y un riesgo evidente para llevar a cabo su labor. Aun así, sabemos que EEUU utilizó armamento prohibido contra poblaciones como Falujah, y que en los últimos meses ha cuadruplicado los bombardeos aéreos y navales para evitar bajas propias. El resultado es que se ha producido una destrucción masiva de las zonas donde la resistencia tiene mayor presencia y que el número de civiles muertos, esos que no interesa contar, se ha disparado. Según algunas estimaciones, entre 120.000 y 500.000 iraquíes habrían muerto en estos tres años debido al uso masivo de la fuerza por parte de los ocupantes. «El Ejército estadounidense está al límite de su capacidad de despliegue y reemplazo afirman desde la CEOSI. EEUU no ha podido disminuir sustancialmente el número de sus efectivos en Irak en estos años, 136.000 en la actualidad. El Pentágono obligó a 50.000 soldados a prolongar su periodo de servicio. Paulatinamente abandonados por sus aliados, EEUU y Reino Unido han de recurrir a la contratación masiva de mercenarios a través de empresas privadas». Ayer mismo, el Tribunal Supremo de EEUU emitió un dictamen en el que obliga a las universidades que reciben fondos del Gobierno a permitir en los campus el reclutamiento militar que llevan a cabo compañías privadas y agencias gubernamentales. La impotencia ocupante ante esta resistencia no hay que olvidar que otras fuerzas también actúan en el país, siendo Al Qaeda la que más espacio se lleva en los medios, ha llevado a la Casa Blanca a pisar a fondo el acelerador represivo, con el «respeto a los derechos humanos» sobradamente conocido. En Irak hay 14.000 personas presas de las tropas británicas o estadounidenses sin que se hayan presentado formalmente cargos en su contra, según una estimación de Amnistía Internacional. «La imagen resultante es que las autoridades iraquíes violan sistemáticamente los derechos humanos de los detenidos, incumpliendo las garantías contenidas en la legislación iraquí y en las leyes y normas internacionales», señala AI.
Descabezar el pais ocupado
Habría que añadir a los datos de AI las personas desaparecidas como consecuencia de la actuación de los escuadrones de la muerte, que parece haberse disparado tras el atentado de Samarra. Según los analistas, el principal objetivo de estos comandos sería descabezar el país matando selectivamente a personalidades civiles, aunque estas últimas semanas se han ocupado más de atizar los odios sectarios. Estos apuntes sólo nos hablan de la sangre derramada, pero el pueblo iraquí también ha de hacer frente al sufrimiento causado por una multimillonaria «reconstrucción» que en la realidad que ven los iraquíes no existe, por una corrupción que parece haberse instalado para no irse, por un paro que afecta al 70% de la población activa, por una miseria creciente, por la desnutrición, por la desescolarización, por el desmantelamiento de los servicios públicos... Así están las cosas cuando llega el tercer aniversario
del inicio de la invasión. Se anuncian actos contra la ocupación en un sinfín de
ciudades del planeta, también en Euskal Herria, para los días 18 y 19. A juicio
de la CEOSI, «el esfuerzo resistente y los sacrificios del pueblo iraquí están
siendo determinantes para frustrar la lógica militarista de EEUU e impedir
nuevas agresiones en la región y fuera de ella». -
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