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Gara > Idatzia > Iritzia > Paperezko lupa 2006-03-15
Maite Soroa
Sentenciado antes del juicio

El juez Fernando Grande no pudo encarcelar anteayer a Arnaldo Otegi por la sencilla (y contrastada) razón de que estaba enfermo. No lo pudo hacer a pesar de haberlo anunciado a bombo y platillo todos los medios de comunicación. Curioso juicio, sin duda, aquel cuya sentencia conocen los periódicos aún antes de que se celebre.

El editorialista de ‘‘Abc’’ daba brincos de alegría por la «impecable actuación la del juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska». Lo ‘impecable’ debe ser lo de decidir la sentencia antes de celebrar el juicio, pero el escriba de Zarzalejos se esmeraba en maquillar la chapuza y aseguraba que «el rigor profesional del juez Grande-Marlaska estrecha el círculo y el margen de maniobra del portavoz de la ilegalizada Batasuna, al que responsabiliza de los actos violentos que se produjeron el pasado jueves durante la jornada de huelga y movilizaciones convocadas por la izquierda abertzale, situación que podría modificar la situación de libertad provisional de Otegi».

En el ‘‘Diario de León’’, Ventura Pérez Mariño, el juez que viajó a la política de la mano de Baltasar Garzón, se ponía en plan farruco y sentenciaba (cómo les gusta sentenciar a algunos) que: «en el laberinto que es una negociación con terroristas hay interlocutores, como es el caso de Otegi, que se creen con derecho a instar la violencia, retando al Estado de Derecho en un torcimiento insostenible, lo que le hace acreedor a que se tomen medidas judiciales contra él, entre ellas la prisión que parece que inevitablemente se decretará. Y por muy valiosa que sea la necesidad de personajes como Otegi en un proceso de esas características, tiene que saber que el Estado Democrático tiene sus reglas de juego que no se pueden vulnerar por mas que nos pueda conducir a la casa del dragón, oculto en el laberinto». Y si le preguntaran a Pérez Mariño cual es la violencia que ha ‘instado’ Otegi, se le pondría cara de pez y no sabría qué contestar.

Y para concluir, contamos con la impagable aportación de Andrés Aberasturi, al que para poner cara de pez no le hace falta enfrentarse a una pregunta difícil. En el rotativo ‘‘Ultima Hora’’, Aberasturi recordaba: «pueden decir lo que quieran unos y otros (...) pero si estamos en democracia, habrá que admitir que las cosas son como son y que HB es ilegal y el señor Otegui, le guste o no, está obligado a una serie de cosas en su condición de ciudadano». ¿Y los derechos? - msoroa@gara.net


 
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