Igor URRUTIKOETXEA
Ante el secuestro de Saadat
El mundo entero ha sido testigo del asalto del Ejercito israeli a la prision palestina de Jerico con el objetivo de secuestrar al secretario general del Frente Popular para la Liberacion de Palestina (FPLP), Ahmed Saadat.
Quienes conformamos la brigada de Askapena en Palestina el pasado verano tuvimos el privilegio de estar varias horas con Ahmed Saadat en la cárcel de Jericó y de llevar a cabo una entrevista que fue publicada en las páginas de este diario. Constatamos entonces el interés de los presos del FPLP acerca del momento político que Euskal Herria vive, ya que las preguntas acerca del conflicto que enfrenta a nuestro pueblo con los estados español y francés fueron constantes. Las cinco horas de conversación, preguntas y complicidad terminaron con un aurresku que simbolizaba nuestro homenaje al colectivo de presos políticos palestinos y con la entrega de una ikurriña que Ahmed Saadat recibió emocionado.La de Jericó era una prisión «atípica». En primer lugar, porque en ella estaban encarcelados algunos de los más cualificados dirigentes de la izquierda palestina. Era la cárcel en la que la ANP de Arafat encarceló en 2002, tras el asedio a la Mukata por parte israelí, a seis dirigentes del FPLP, entre ellos a Ahmed Saadat. Israel les acusaba de ser los máximos responsables de la muerte de Rehavam Zeevi, quien fuera ministro de Turismo célebre por su ideología fascista y racista, ya que abogaba por la expulsión masiva de la población palestina a fin de crear el Eretz Israel (Gran Israel). El atentado, reivindicado por el brazo armado del FPLP, constituyó una respuesta al asesinato meses atrás del anterior secretario general de la organización, Abu Ali Mustafa, por parte del Ejército israelí. Fue uno de los mayores golpes armados que el Estado de Israel ha recibido en su historia. El pasado 3 de junio, el Alto Tribunal de Justicia de
Palestina ordenó la liberación de Saadat por no existir pruebas en su contra,
pese a lo cual seguía preso aun siendo desde las elecciones del 25 de enero
miembro del nuevo Parlamento palestino.
Atipicos custodios
Otro motivo que convertía a la de Jericó en una cárcel «atípica» era que los carceleros eran funcionarios de la ANP y que en las torres y puestos de vigilancia de la misma estaban apostados permanentemente soldados (no «observadores») británicos y estadounidenses, que «custodiaban» la prisión, en virtud de los acuerdos a los que la ANP había llegado con Israel, Estados Unidos y Gran Bretaña.El asalto israelí ha concluido con dos personas asesinadas, numerosas heridas y con el secuestro de decenas de prisioneros. Utilizamos el término «secuestro» porque se ha realizado al margen de la legalidad internacional, como tantas otras veces. Pero Israel no actúa solo en la política de genocidio y aniquilación que lleva a cabo contra el pueblo palestino; no haría todo esto con tanta facilidad si no tuviera unos fieles aliados y cómplices. Sabe que cuenta con el apoyo permanente de EEUU y Gran Bretaña y con el silencio cómplice del resto de países de la Unión Europea. Si alguna virtualidad ha tenido el cobarde asalto a la
prisión de Jericó es que ha sido la plasmación gráfica de todo ello. Los
soldados británicos y estadounidenses que, armados hasta los dientes, tanto
esmero ponían en «custodiar» a los presos políticos palestinos en la cárcel de
Jericó, tras haber estado allí casi cinco años, se retiraron 15 minutos antes de
que el Ejército fascista israelí entrase a sangre y fuego. Británicos y yankees
nada hicieron por proteger la integridad y las vidas de más de 200 palestinos
presos que hasta 15 minutos antes habían estado «vigilando». Si esa es la
protección que EEUU y la UE otorgan a los presos palestinos que están bajo su
«custodia», al eslabón más débil del conflicto, no debería extrañar que el
pueblo palestino haya hecho caso omiso a las amenazas y presiones de la UE, EEUU
y la propia ONU en las recientes elecciones, y haya votado en bloque por
opciones políticas distintas al Al Fatah de Abu Mazen.
Un hombre de paz
Quisiéramos resaltar un último aspecto. Frente a la estrategia de guerra israelí, que tiene como objetivo último la eliminación y/o expulsión del pueblo palestino de la tierra que durante milenios le ha cobijado y que tiene su expresión práctica en la definición de Israel como el Estado «del pueblo judío» (excluyendo al resto de población), Ahmed Saadat es un hombre de paz. Una persona que, frente a la política de exclusión basada en la tergiversación del hecho religioso que Israel predica, defiende un proyecto de integración sustentado sobre el derecho de ciudadanía, tal como atestiguan sus propias palabras: «El FPLP cree que sólo puede haber una solución definitiva: la creación de un único Estado democrático en toda la Palestina histórica (Gaza, Cisjordania y lo que hoy es el Estado de Israel), donde toda la ciudadanía tenga garantizados por igual todos sus derechos civiles y políticos. Y ello independientemente de la tendencia religiosa de cada individuo, en caso de que sea creyente. Este es un proyecto de paz, no de guerra» (GARA, 20-11-2005). Y el pueblo palestino es, a su vez, un pueblo de paz, al que Israel trata de aniquilar con todos sus medios, mientras EEUU le apoya y el resto del mundo calla con un silencio cómplice. ¿Hasta cuándo? -(*) Igor Urrutikoetxea viajó a Palestina el pasado verano en la Brigada organizada por Askapena
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