MILAN

Boonen (Quick Step), de 25 años, será el principal referente, con 10 victorias en la temporada, tres de ellas en la reciente París Niza. El ídolo belga, residente en Mónaco, se ha entrenado a conciencia «al menos 10 veces» en el último tramo de la Milán-San Remo, por lo que conoce palmo a palmo las sinuosas curvas de la costa de La Riviera.

El campeón del mundo formará un dúo temible con el campeón olímpico Paolo Bettini, recuperado de su caída en la Tirreno Adriático. Otro corredor transalpino, Alessandro Petacchi (Milram), defenderá su título acompañado de Zabel. El corredor de La Spezia tiene, como todos sus compatriotas, una ilusión especial por ganar la prueba más prestigiosa del ciclismo italiano.

Las opciones vascas están puestas en un Igor Astarloa que parece que va recuperando el golpe de pedal del que no ha podido disfrutar en el último año.

La «classicissima», uno de los monumentos del calendario Pro Tour, unirá la capital lombarda con la famosa ciudad costera ligur a través de 294 kilómetros, con un perfil ondulante, sin grandes desniveles, en el que puede ser decisivo el ascenso al Poggio, situado a tan sólo seis kilómetros de la línea de llegada. Como viene siendo habitual en las últimas ediciones, se espera gran lucha casi desde el mismo inicio de la jornada, con múltiples intentos de escapada de corredores con una misión que no puede ser otra -ante el gran número de kilómetros- que la de dejarse ver para gloria y honor de su equipo patrocinador.