Es tiempo de soluciones. Sin duda. Siempre ha sido tiempo de soluciones, otra cosa es que se hayan dado las condiciones necesarias para ir dando forma y contenido al escenario, para poder llegar al escenario capaz de afrontarlas y para que la posición de cada uno ante un posible escenario de paz se vaya clarificando.
El partido en el gobierno continúa estableciendo marcadas diferencias entre lo que dice y lo que hace y poco se corresponden su discurso pro-solución, con el que hasta simula enfrentarse al PP, con la práctica represiva que sigue alentando. Los años de estrecha convivencia le pesan a la hora de romper relaciones, o le tiene miedo al lobo, o vaya usted a saber. La figura de Zapatero es en este momento, una triste figura.
El partido en el poder mientras tanto, hace gala de que aún lo tiene en sus manos y dispara todas las baterías para entorpecer cualquier paso que pueda conducir al inicio del proceso de paz, y su satisfacción sería completa si más que entorpecerlo consiguiera definitivamente abortarlo.
El PP exige y la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo responden a sus requerimientos, y qué mas da que quede al descubierto el puro cuento de la independencia judicial. No es muy diferente la posición del PNV. De hecho, se mantiene al pairo, haciendo equilibrios con el timón, para moverse sin perder la posición, lo cual es bien difícil. Critica las actuaciones del gobierno, pero exige a la izquierda abertzale. Critica las actuaciones del PP, pero sigue exigiendo a la izquierda abertzale. No es aceptable que se encarcele a interlocutores de la izquierda aber- tzale, pero tampoco Batasuna acaba de llegar a realizar el compromiso de sacar el conflicto de las calles. Batasuna, en fin, debe cargar con el peso de la ilegalización, de las agresiones, de cumplir los compromisos mientras que el PNV mira cómodamente desde el balcón.
Más sorprendente resulta la postura del PNV al anunciar que no acudirá a la manifestación, escudándose en que no se exige el fin definitivo de toda violencia. Sorprendente, porque no le recuerdo yo al PNV exigiendo el fin definitivo de la dispersión, cuya violencia ha ocasionado dos muertes en prisión en el plazo de seis días. A pesar de haber sido la causante de dos muertes en el breve plazo de seis días. Las dos únicas víctimas mortales del conflicto en el último año. No le recuerdo tampoco hablando de violencia ante las cargas policiales que trataron de impedir. Pero no toda violencia le merece al PNV la consideración de «toda violencia». -