He tardado unas cuantas siestas en darme cuenta de la importancia de lo superfluo. Veía a María Patiño inflada de mofletes, con los labios cuarteados a bisturí, acalorarse y no comprendía en primera instancia si estaba hablando (entiéndaseme, gritando) del peligro nuclear o de lo caro que se está poniendo el aceite de oliva. Pues no, estaban en Antena 3, haciendo su contribución al Día del Padre, que ya no es una cuestión única de los grandes almacenes, sino también de la organización que vende cupones de azar.

Vuelven a especular sobre el nombre del padre del hijo de una famosa presentadora. Y en “¿Dónde estás corazón?” se sentaban alrededor de Jaime Cantizano, nada menos que ocho gritones, diciendo cosas tan importantes y de tanta fiabilidad periodística como Jesús Mariñas que aseguró que «no, no estuve en la fiesta. Pero me ha contado fulanito, que es el que le hace el desayuno a la prima de menganito, que sucedió de tal manera». Es una aproximación, pero en este tono científico se hacen horas y horas de televisión. Bueno. En este tono de rumorología se hacen horas y horas de parlamentarismo barato. Y lo que es peor, horas y horas de autos con considerandos realmente surrealistas. Ahora tenemos jueces, enfermeros, doctores, médicos cuyos vademécum parecen ser algunas editoriales periodísticas.

La paternidad ya no es lo que era. Y en el caso que me atrapó durante un rato de mi vida, lo que me sorprendía es que no se sabía bien a las claras si iban a darle palos a Pepe Navarro porque no los contrató, o querían despellejar a Ivonne Reyes. O a ambos. Del rato que pasé escuchando a estos jueces catódicos, entendí que Pepe Navarro es un tío que se ha ligado a la mitad de la nómina de las famosas, y que la señora Reyes ha cometido un gran pecado al no decir a las claras quién es el padre de su hijo. Se le acusa de no decirlo, y de insinuarlo. De repente me acordé de mi propio padre. Y me dije, ¿a quién le importa quién es el padre del hijo de nadie? ¿Quiénes son esos inquisidores para hablar de nadie, y menos de su genealogía? ¿Qué hago yo viéndolo? Zas, corté en seco. Y me fui de botellón. -