Ya no hay que esperar más. Por fin ha llegado el día que tanto ansiaban los pelotazales. Después de tres meses de competición, hoy se conocerá a los vencedores del Campeonato de Parejas. Los dos binomios más regulares de cada empresa se juegan en el Ogeta gasteiztarra la primera txapela en juego de 2006. Olaizola II-Zearra y Martínez de Irujo-Martínez de Eulate, frente a frente, a partir de las seis de la tarde. El partido decisorio se presenta como uno de los más interesantes de las últimas ediciones del Parejas. El duelo está servido en los cuadros alegres, con la lucha entre los dos delanteros más completos del cuadro profesional. Y es que, hoy poy hoy, no hay duda de que Aimar Olaizola y Juan Martínez de Irujo son los dos pelotaris más desequilibrantes.
El de Goizueta, vigente campeón manomanista y dominador de la jaula durante los últimos años, tiene una espina clavada con esta competición. Y es que la del Parejas es la única txapela que se le resiste al menor de los hermanos Olaizola, que desde que debutó como profesional en 1998 nunca ha podido hacerse con tan preciado trofeo. En 2003 se quedó a las puertas junto a Pascual, pero Koka y Beloki les derrotaron 22-15 en la final. Hoy tiene una nueva oportunidad.
Martínez de Irujo, por su parte, intentará hacerse con su segunda txapela en la modalidad. El de Ibero inició su andadura como profesional hace apenas dos años y medio, en los que ha ampliado su currículum de forma notable. Tras proclamarse campeón del Manomanista y subcampeón del Parejas en el año de su debut, Irujo consiguió el título del Parejas junto a Goñi III el año pasado, mientras que en el mano a mano tuvo que conformarse con el subcampeonato.
Pero, a pesar de que hasta ahora todas las miradas han estado dirigidas hacia Olaizola II y Martínez de Irujo, la labor de los zagueros volverá a ser fundamental. Para muchos, ahí estará la clave del choque.
Y es que, aunque ambos zagueros se han mostrado muy seguros durante toda la competición, nunca antes han jugado una final de estas características y los nervios pueden pasar factura.
Oier Zearra y Pedro Martínez de Eulate son dos pelotaris de características similares. Apenas pierden pelotazos, se defienden bien con ambas manos y, a pesar de que no son pegadores, aprovechan bien la altura del frontis y buscan pared izquierda. La mayor diferencia entre ellos es que el vizcaino cuenta con mayor experiencia, algo a lo que intentará sacar provecho. Sin embargo, Eulate ha encontrado en Irujo a su compañero ideal, ha ganado en confianza su talón de aquiles hasta hace unos meses y está atravesando por su mejor momento desde que debutó como profesional en marzo de 2001.
Expectacion y dudas
Buena muestra de la enorme expectación que ha suscitado la finalísima del Parejas son los cerca de cincuenta periodistas acreditados que cubrirán la cita, expectación que ya se dejó sentir en la elección de material. Desde las propias empresas califican esta final como la que más interés ha creado en la historia que, unido a la inusitada rapidez en la venta de entradas, habla mucho y bien del buen estado de salud que atraviesa la pelota a mano, por lo menos, en la máxima categoría.
La igualdad de las dos parejas finalistas es tal que la cátedra no termina de decantarse por ninguna. Al principio los apostantes se inclinaron ligeramente por los colorados, pero finalmente todo hace indicar que el dinero saldrá a la par.
Lo cierto es que hacía tiempo que algo así no sucedía en una final. No hay más que mirar los momios que se cantaron en las últimas finales disputadas. En la del Cuatro y Medio, que enfrentó en diciembre a Olaizola II y Xala, el dinero salió 100 a 30 por el de Goizueta. En la del Manomanista, con Martínez de Irujo y Olaizola II como protagonistas, se cantaron 100 a 70 por el de Ibero. En la última final del Parejas, con Irujo-Goñi III y Bengoetxea VI-Beloki frente a frente, el dinero salió doble a sencillo por el binomio de Aspe.
Así, no resulta sencillo dar un pronóstico sobre lo que sucederá en el Ogeta, pero si los cuatro protagonistas del choque dan su verdadero nival no hay la menor duda de que se verá un gran espectáculo.
DONOSTIA