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Gara > Idatzia > Jendartea 2006-04-10
Juan MASIA | Jesuita y bioético expedientado por la iglesia
«Creo que la Iglesia jerárquica está tirando piedras sobre su propio tejado»

El jesuita y catedrático de bioética, Juan Masiá, expedientado por sostener posiciones discrepantes con la doctrina de la Iglesia sobre la reproducción asistida, ha expuesto estos días en Gasteiz sus tesis.

­¿Qué recoge en el libro “Tertulias de bioética” para que haya sido retirado por la Iglesia?

Es un libro que tuvo su origen, precisamente, con tertulias. En los años 90, me reunía los viernes por la noche en mi ciudad, Murcia, con grupos de distintas comunidades, donde había no creyentes y creyentes de distintas mentalidades. Lo que teníamos en común es que, en ese foro, se hablaba con libertad y pluralismo. De regreso a Japón, donde he vivido 25 años, mantuve ese tipo de tertulias, porque estás siempre en la encrucijada, entre el creyente y no creyente, la ciencia y la fe. De ese material y las conferencias que ofrecí el año pasado, salió este libro.

­¿Qué es, concretamente, lo que ha molestado a la Iglesia?

El capítulo IV creó bastantes problemas. Salió de la conferencia “De vuelta en mi país”, donde dije que me chocaba ­acostumbrado en Japón a una Iglesia laica y a una Conferencia Episcopal nada condenadora­ encontrarme a la iglesia institucional diciendo que no a todo. Los temas de bioética, que hay que debatir con serenidad, se ven siempre con crispación; bien por razones políticas o religiosas, parece que hay que ir siempre a uno de los dos extremos. A mí, esto me deja perplejo. Con el hilo conductor de esa preocupación, elaboré el libro, que fue editado por Sal Terrae, propiedad de los Jesuitas.

­¿Han contactado con usted para anunciarle la retirada del libro del mercado y de que ha sido apartado de la cátedra de bioética de la Universidad de Comillas?

No me han dicho nada. Lo único que sé, según la carta en la que me cesa el rector de la Universidad, es que esto no es ajeno a algunas tomas de posición de bioética. Luego, a fuerza de preguntar, lo único que he conseguido saber es que a una parte de la Conferencia Episcopal le incomodó el libro. Me hubiera alegrado que me hubiesen explicado sus razones. De todas formas, me lo he tomado con humor, porque hay gente que me dice que el libro aclara sus tesis.

­¿Cómo encuentra a la Iglesia española?

Si iglesia somos todos, muy bien. Pero si me pregunta por la Iglesia jerárquica, con todos los respetos a las personas, me da verdaderamente pena el ver a una gran parte de la Conferencia Episcopal tan tremendamente beligerante, en contra del Gobierno, metiéndose a dictar moralidad a la sociedad y hablando condenatoriamente, en vez de dar esperanza. Parece que hemos dado marcha atrás 30 años. Creo que la Cope tiene olvidado el octavo mandamiento, que no sólo es no mentir, sino no difamar ni calumniar.

­Son conocidas sus discrepancias en torno a la reproducción asistida.

Me duele muchísimo que de la reciente declaración sobre la Ley de Reproducción Asistida, con cuyos principios y criterios estoy de acuerdo al 100%, se saquen unas conclusiones, por no haber tenido en cuenta ni el dato científico ni de experiencia que hoy día no se pueden decir y, encima, que lo empeoren mediante la retórica de utilizar términos del tipo de «matanza de inocentes» o decir que la reproducción asistida va en contra de la relación personal de los cónyuges. Creo que está tirando piedras contra su propio tejado y haciendo un flaco favor a la misma postura que yo mismo soy el primero en defender en favor de la vida.

­¿Cómo ve la Iglesia de Japón, con la que tiene trato directo, este tipo de situaciones?

El verano pasado, por ejemplo, lo primero que me preguntaron los obispos de allí, cuando llegué para dar los cursos de verano, fue que qué era lo que ocurría en España, porque habían visto en los periódicos que 20 obispos habían participado en una manifestación contra los homosexuales. Traté de salvar la situación diciendo que era a favor de la familia. Pero a ellos no les cabe en la cabeza. Creo que aquí se está viviendo una situación un poco anómala.

­Por último, ¿podría mandar un mensaje a la Conferencia Episcopal española?

Debe de perder los miedos y hacer más caso del Evangelio. Entonces hablaríamos más esperanzadoramente. Y luego, hay también que estudiar un poco más, porque una persona puede ser muy santa y piadosa, y por no estudiar, decir barbaridades. Que diga un señor obispo que manipular un embrión todavía no implantado, es cometer un bioadulterio o un incesto genético, te produce vergüenza ajena. Si estuviera fuera de la Iglesia sería distinto, pero como estoy dentro y la aprecio, creo que tenemos que perder el miedo y, con paz y serenidad, hablar de todo tipo de cuestiones. -


 
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