El concepto de gay y lesbiana ha sido transportado del mundo occidental al árabe, según explica Bartal, al tiempo que apunta que «ha sido muy mal aceptado». «La imagen hasta entonces era parecida a la de los amantes de la Antigua Grecia, amantes de la poesía y la buena vida, y el modernismo y el nacionalismo cambiaron esta imagen».Además, Palestina, donde existen grupos de liberación nacional, «es un entorno en el que se valora mucho la masculinidad, por lo que es un entorno muy hostil para los gays», explica el miembro del movimiento Queeruption.
En Israel el panorama es diferente, aunque no por eso mejor. «Israel se parece más a un país occidental, a una democracia occidental, aunque solamente sea válida para los judíos. A pesar de ser militarista y racista, judíos gays y lesbianas pueden ejercer su derecho y expresarse como tal», explica.
Por todas las liberaciones
Durante los últimos 15 años diversos grupos israelíes trabajan por la consecución de los derechos de personas homosexuales, «aunque no ven su lucha como parte de la reivindicación de otros derechos humanos. Consideran que la ocupación y el racismo no va con ellos y la cara más pública de la lucha gay y les no se ha pronunciado sobre la ocupación». Es normal, según Bartal, ya que «los ricos de la comunidad gay de Israel están conformes con la situación actual porque ellos viven muy bien». Según opina a este respecto, «por ser gays no han tenido una educación distinta; siguen siendo igual de racistas y se consideran superiores a los palestinos».
No obstante, Bartal subraya que también existen judíos que trabajan contra la ocupación, entre ellos gays y lesbianas, «y para ellos es importante ligar estas dos luchas, consideran que no solo deben luchar por su liberación personal, sino que tienen que luchar por todas las liberaciones».
En la segunda Intifada en 2000, el movimiento gay y les «no reaccionó», relata Bartal, por lo que posteriormente decidió que «tenía que hacer algo porque se estaba asesinando a gente». Una manifestación bajo el lema «No hay orgullo en la ocupación» marcó el comienzo del grupo Queeruption, del que forma parte Yossi Bartal. «Nuestro grupo comenzó a politizar el movimiento gay en Israel, a promover vínculos entre distintos movimientos por la liberación, grupos feministas...», explica.
Hoy en día, el movimiento por los derechos de las personas homosexuales está concentrado en Tel Aviv. «En otros lugares la situación no es tan bonita y liberal como la pintan. Jerusalem, por ejemplo, es una ciudad muy religiosa y gays y lesbianas están en constante lucha con los ortodoxos y la derecha religiosa más fascista, que intenta continuamente relacionar la lucha homosexual con la lucha palestina».
La comunidad gay está muy perseguida en Jerusalem, hasta el punto de que es habitual que militantes gays y lesbianas sean apuñalados por ortodoxos en manifestaciones en pro de los derechos de personas homosexuales.
En cuanto a los gays y lesbianas palestinos, Bartal apunta que «el concepto es bastante nuevo para ellos. Muchos pueden tener relaciones con personas del mismo sexo y no identificarse como gays o lesbianas. Por supuesto que hay quien se identifica como tal, aunque la mayoría está dentro del armario. No obstante, desde hace 4 años hay un grupo palestino organizado en Jerusalem, aunque la relación con ellos es complicada». El movimiento Queeruption sí trabaja conjuntamente con gays y lesbianas palestinos.
Sobre la situación del Sida en Oriente Próximo, Yossi Bartal considera que «la sociedad judía en Israel está muy concienciada, no solo los homosexuales, sino la población en general. De hecho, la tasa de infección es bastante baja comparándola con la de Europa». En Palestina el panorama es diferente, y es que el discurso sobre cualquier tema relacionado con la sexualidad «es tabú».
Preguntado respecto a la actitud del Ejército israelí con la homosexualidad, Bartal explica que «la postura oficial es que no hay problemas con ser gay o lesbiana porque las mujeres también están obligadas a alistarse en el Ejército si te comportas como un buen soldado. No obstante, la mayoría de los soldados no han salido del armario». Los grupos de homosexuales judíos que se consideran apolíticos son los que justamente más han luchado para que las personas homosexuales sean aceptadas en el Ejército. Flaco favor han hecho al movimiento Queeruption, ya que muchos de sus miembros están en la cárcel por negarse a alistarse y defender la insumisión. -
DONOSTIA