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Gara > Idatzia > Euskal Herria 2006-04-10
Sylviane ALAUX | Consejera regional del PS de Aquitania
«Aunque exista un espacio de vida compartido, si no hay voluntad política, no se puede avanzar»
Se define como mujer de partido, pero lamenta que la opinión mayoritaria de los socialistas vascos no se haya tenido en cuenta a la hora de designar al presidente del PS de Ipar Euskal Herria. Está extrañada de la escasa «cooperación transfronteriza» y piensa que el Gobierno francés no puede desinteresarse de un posible proceso de paz, «sobre todo cuando se comparte un espacio de vida».

Compagina su cargo de consejera regional de Aquitania con el de concejala de Ziburu, a cuyo alcalde critica por no ofrecer «ni siquiera un local digno» para que pueda recibir a la gente. Está convencida de que «más allá de las fronteras nacionales» es necesario complementarse oficial e institucionalmente en diferentes materias sobre todo con Hego Euskal Herria, porque «la realidad es que compartimos el mismo espacio de vida».

­­Después del último congreso del PS ha habido desavenencias entre socialistas de diferentes tendencias. Los pro-hollandistas han criticado la composición de la dirección de Ipar Euskal Herria. El secretario departamental, Pierre Chéret, ha venido incluso a Baiona a «poner orden» en las filas. ¿Cómo está el asunto a día de hoy?

Está claro que a nivel de departamento Chéret ha sido el ganador, pero Philippe Ducas también obtuvo resultados muy importantes y lamento que se hayan ocultado. No entramos a discutir la representación a nivel del departamento de los Pirineos Atlánticos, pero a nivel de Secretaría Federal del País Vasco (que no consideramos como una simple antena de Baiona), deseábamos que se reflejara el voto de sus militantes, es decir, que dado que la moción 1, la defendida por François Hollande, fue la más votada, creemos que, en buena lógica, el responsable en el País Vasco debería ser de esa corriente. No ha sido el caso y se nos ha impuesto que el responsable vasco sea de la corriente mayoritaria del departamento.

­Es usted consejera regional de Aquitania y preside la Comisión de Relaciones Internacionales y Europeas y de la Cooperación Interregional. ¿En qué consiste esta función?

Tenemos acuerdos de colaboración con regiones de otros países, por ejemplo de Marruecos, para ayudarles a estructurarse a nivel urbanístico, afianzar su desarrollo turístico o crear labeles para sus productos agrícolas. Poseen la materia prima, pero no el conocimiento. Está también el caso de una provincia de Vietnam a la que hemos enviado urbanistas para ayudarles a realizar sus planes de organización territorial. Tenían la mano de obra y los fondos pero necesitaban saber cómo realizar el plan. Soy partidaria de ayudarles a desarrollarse y que puedan permanecer y vivir en su tierra. Así, un día llegaremos a ser socios económicos. A la inversa, estamos aprendiendo de una provincia de Québec cómo han gestionado la excesiva densidad demográfica urbana que padecen desde hace algunos años. También hemos firmado un acuerdo con un land de Alemania para que la enseñanza del alemán en Aquitania se mantenga y, viceversa, para que la del francés continúe en el land. Resumiendo, transmitimos nuestras experiencias y aprendemos de otras, pero siempre hay una vocación de intercambio.

­¿Tiene su función algo que ver con la denominada «cooperación transfronteriza»?

No exactamente, pero en ciertas casos, como por ejemplo en el que ahora mismo estoy trabajando, se entrecruzan. El presidente del Consejo de Aquitania, Alain Rousset, me ha en- cargado oficialmente participar en el comité de elaboración del Plan Regional de Organización Sanitaria (Schéma Regional Organisation Sanitaire-SROS) para los próximos años 2007-2013 sobre el territorio de Aquitania y, más concretamente, para la costa vasca. Cuando he estudiado los informes de lo que se ha hecho hasta ahora en la materia me he dado cuenta de que no hay ningún acuerdo institucional u oficial en el apartado transfronterizo. Existen, eso sí, acuerdos comerciales entre algunos establecimientos privados con otros de Donostia. Me he dado cuenta de que, por ejemplo, cuando alguien necesita una resonancia magnética, como no estamos lo suficientemente equipados, se le envía a menudo a Burdeos, o si no, si los médicos privados tienen un colega en Donostia que está ultraequipado envían a sus pacientes allí aunque éstos tengan que pagar de su bolsillo. Lo que ocurre es que quien puede pagar va a Donostia para que le hagan el examen cuanto antes. Y quien no puede pagar tiene que esperar e ir a Burdeos con lo que eso supone de coste para la colectividad.

­¿Existen cifras sobre la gente que acude a los médicos o centros sanitarios de Ipar Euskal Herria?

Tampoco se ha contabilizado la clientela española que viene aquí, por ejemplo al ginecólogo o al oftalmólogo. Es increíble, pero así están las cosas. He insistido para que se incluya la noción transfronteriza con nuestros vecinos en materia sanitaria y que sea inscrita en el próximo SROS. Sé que todo esto llevará años, pero alguna vez hay que empezar. Es una pena que nos quedemos limitados a nuestras fronteras nacionales mientras que a 20 o 30 kilómetros de aquí podemos complementarnos.

­¿Ocurre lo mismo en otras «regiones transfronterizas»?

Me he puesto en contacto con regiones de Francia fronterizas con otros países europeos y he comprobado que nos llevan mucha ventaja en esta materia. En Dunkerque, por ejemplo, tienen contactos muy avanzados con Bélgica en campos muy concretos, y estudian ya las formalidades para hacer realidad esta complementariedad en disciplinas como la neurología. Incluso hacen campañas de información para que la gente sepa que existe esa posibilidad. ¿Y nosotros no somos capaces de hacerlo?

­Hace años que se habla de cooperación pero no hay nada concreto. ¿Por qué?

Nos hemos estancado en esquemas muy negativos. Que si los españoles vienen a comprar esto más caro aquí, que si los franceses lo otro allá... Nuestros hijos van a divertirse a España. Pero, más allá de todo esto, hay otras nociones de vida. Formamos un espacio de vida. Tenemos una lógica de vida que hace que ya no se pueden ignorar estos hechos. Hay que tomarlo en cuenta.

­Como concejala de Ziburu se dará cuenta de que tampoco las administraciones locales están muy preparadas para afrontarlo.

Es cierto. Está la salvedad de Hendaia, que con el consorcio de Txingudi ha realizado un gran esfuerzo. Ha habido una voluntad clara de los ediles hendayeses de colaborar con Irun y Hondarribia, lo que demuestra que aunque en realidad exista un espacio de vida compartido, si no hay voluntad política no se avanza.

­El PS de Ipar Euskal Herria se ha mostrado favorable a que Francia firme la Carta de Lenguas Minorizadas. ¿Cree que sería suficiente para salvar el euskara? ¿Existen motivos reales para temer la oficialidad?

Creo que la República cometió un error monumental tiempo atrás, cuando prohibió la utilización del euskara a los niños en la escuela. Segundo error: cuando hace 40 años algunos padres pidieron que el euskara fuera enseñado en las escuelas de la República, ésta se ofuscó, y nacieron las ikastolas. Hay un enorme retraso que tardará en recuperarse. A pesar de todo, creo que estamos en buen camino. Se ha hecho mucho, por ejemplo la creación de la Oficina Pública del Euskara, pero, es cierto, queda mucho por hacer todavía. Respecto a la cooficialidad, tengo que decir que me da un poco de miedo por razones estrictamente pragmáticas y no ideológicas. Me pregunto si no será un obstáculo suplementario para que la gente no vascófona, los jóvenes en particular, tengan menos oportunidades que los vascoparlantes para encontrar trabajo. No estoy ni a favor ni en contra, pero es una interrogante que me planteo cada vez que reflexiono sobre este tema porque no sé cómo se concretaría en lo cotidiano. Lo digo no ya como electa, sino como mujer y madre de familia.

­Dentro de poco va a comenzar una campaña de recogida de firmas para solicitar al Consejo General de los Pirineos Atlánticos la organización de una consulta sobre la posibilidad de crear un Departamento Vasco. ¿Sería tan terrible que Ipar Euskal Herria tuviera una institución propia?

He oído algo sobre esa campaña. Personalmente no me han pedido ninguna adhesión, pero sé que a algunos compañeros se la han solicitado. En la campaña electoral del 2002 abordaba ese tema y ya entonces decía que, en lo que a mí respecta, no soy hostil a un departamento y a que se consulte a la población sobre esta cuestión. Pero soy una mujer de partido y el partido nos ha pedido, no acallar el tema porque es algo que está presente en las mentes, pero sí ha pedido no hacer de ello una cuestión prioritaria. Entonces, por ahora, me quedo ahí pero no reniego de lo que he dicho.

­A iniciativa del Foro de Debate Nacional, 55 agentes políticos y sociales vascos han firmado un documento denominado Acuerdo Democrático de Base. ¿Lo conoce?

No lo conozco. Hace poco me han llamado desde Batasuna, pero para una declaración de mujeres electas en pro de la apertura de un proceso de paz. He respondido que no firmaré ese manifiesto. Estoy convencida de que en cualquier sociedad las mujeres han jugado siempre un papel importante porque han sido las primeras que han dicho «basta». Creo que las mujeres tendrán un rol también aquí, pero no de cualquier forma. Ahora bien, les he dicho claramente que aunque haya puntos en los que coincidimos existe uno que yo, simplemente como mujer, no puedo en ningún caso aceptar, y es que no se condene la violencia. Para mí, ésa resulta una barrera infranqueable

­Se habla cada vez más de proceso de paz en Euskal Herria. Sin embargo, el Gobierno francés insiste en que el conflicto vasco no le afecta, que se trata de un problema español. ¿Es usted de la misma opinión?

Históricamente, sería fácil de caer en la tentación de decir que es un problema español y que se las arreglen ellos solos. Antes he mencionado que compartimos el mismo espacio de vida, lo que significa que vivimos juntos. El Gobierno actual ha tomado la posición de decir que no le concierne porque tiene una visión muy centralista. Por supuesto, no es mi intención inmiscuirme en asuntos del vecino, pero si un día el Gobierno [francés] volviera a estar en manos de los socialistas creo que sabremos transmitirle, sobre todo en tanto en cuanto el Gobierno de Rodríguez Zapatero sea también socialista, dos cuestiones: la primera, ¿es que podemos serles útiles en algo? y la segunda, ¿de qué manera podemos hacerlo? Pienso que nosotros no podemos desinteresarnos de lo que sucede en casa de nuestros vecinos y nuestros amigos.

«No oculto que estoy dispuesta a ser candidata en 2007»
Leva muchos años militando en el Partido Socialista y se fía más de la evolución que han tenido sus compañeros dentro del partido que de las personas que están actualmente en boga en el mismo.

­Se habla de usted como posible candidata a las elecciones legislativas. ¿Influirán las querellas internas del PS departamental o será en París donde se decida, en función de un posible acuerdo con Los Verdes?

Los militantes decidirán quiénes serán los candidatos a las próximas elecciones legislativas.. Yo no oculto que seré aspirante a la candidatura, pero es normal que haya más. Nos presentaremos ante los militantes y ellos decidirán. Respecto a eventuales alianzas con Los Verdes, es una cosa que sale en cada elección. Cuando respondo que no sé nada de eso, los medios de comunicación no suelen creerme, pero es así. Creo que el llamamiento a presentarse para las candidaturas se hará rápidamente y que se nos in- formará en breve del calendario que haya establecido el PS para el conjunto del territorio nacional.

­A propósito de candidaturas... Ultimamente se menciona mucho a Segolène Royale como posible candidata del PS a la Presidencia de la República. ¿Le gustaría ver a una mujer en la carrera al Elíseo ?

No sé si Francia está preparada para ello, pero cuando se habla de esa posibilidad, como mujer es una idea que, sin duda, me agrada. Ultimamente parece que las mujeres están en auge porque se ve que emergen como Michelle Bachelet o Angela Merkel. Es evidente que son tan competentes como los hombres. Que nos propongan candidaturas, que nos presenten sus programas y después ya veremos.

­Pues algunos compañeros de partido, muy conocidos por cierto, hicieron comentarios bastante machistas respecto a la eventual can didatura de Royale...

Es cierto. El machismo es algo muy extendido en todos los partidos. Tengo que decir que algunas reacciones de hombres de mi partido me han extrañado, incluso chocado. Que una mujer opte a ser candidata me parece normal. Como soy de la moción Hollande, lo que tengo claro es por quién no voy a votar. Llevo 30 años en el partido y conozco la evolución que han tenido todas estas personas en el mismo. Por lo tanto, no se trata de una cuestión de modas o de reacciones, sino de algo mucho más profundo que todo eso. Pronto sabremos quiénes se presentarán y entonces los militantes decidiremos. Lo único que le confieso hoy es por quién no voy a votar.


 
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