Brigadistas, embajadores de la solidaridad internacionalista vasca
Entre los próximos meses de julio y setiembre alrededor de un centenar de internacionalistas vascos partirá hacia alguno de los doce destinos organizados por Askapena. Por un lado, darán a conocer la lucha del pueblo vasco por sus derechos y, por otro, traerán el rico tesoro de su experiencia y otras realidades para darlas a conocer en Euskal Herria. Una solidaridad de ida y vuelta.
Han pasado ya más de veinte años desde que la primera brigada organizada por Askapena puso rumbo a Nicaragua en los años ochenta, un referente emblemático que marcó un antes y un después en el internacionalismo. Desde entonces, los destinos se han multiplicado, pero no se ha alterado la filosofía que anima la solidaridad, un viaje de ida y vuelta, un dar y recibir que da sentido al compromiso. Absténganse los que buscan unas vacaciones alternativas. La brigada es de trabajo y Askapena no es una agencia de viajes.Entre julio y setiembre hasta doce brigadas partirán de Euskal Herria con destino a Palestina, Irlanda, Colombia, Panamá, Wall Mapu (Pueblo Mapuche, Chile), Chiapas, Uruguay, Argentina, Cuba, Venezuela, Bolivia y Portugal (se trata de un festival al que asistirá una delegación). Haritz Ganboa, miembro de Askapena, explica que los diferentes destinos están agrupados bajo cuatro ejes principales de conflicto. «Por un lado está el eje bolivariano, en el que incluimos a Colombia, Venezuela, Cuba, Argentina y Uruguay; por otro el de naciones sin estado (Irlanda);pueblos originarios, aquí figuran Panamá, Bolivia, Chiapas y el pueblo Mapuche;y finalmente el eje árabe con Palestina». Ganboa afirma que las brigadas hay que entenderlas «como un aporte a la solidaridad internacional. Una herramienta que pone Askapena. Por un lado, para dar a conocer la lucha de Euskal Herria y explicar nuestro proyecto, en consonancia con lo que ocurre a nuestro alrededor y, por otro, conocer la realidad de otras luchas y socializarlas aquí a la vuelta. La idea es que Euskal Herria no está sola en el mundo, su liberación no depende sólo de ella misma. Hay que remarcar que el primer ejemplo de solidaridad internacionalista es la lucha por el conflicto más cercano, que es el tuyo», añade. En este sentido, Ganboa señala que a menudo «es más fácil identificarte con realidades y luchas lejanas, quizá por su lado romántico, pero también porque el conflicto no llega hasta tu casa. Es más fácil, pero la lucha requiere compromiso. Si no eres capaz de comprometerte con los problemas más cercanos difícilmente podrás hacerlo con los lejanos de manera consecuente. Si luchas por hacer una Euskal Herria más justa es porque queremos un mundo mejor. Entendemos la solidaridad, como dijo el Ché, como la ternura de los pueblos». Bajo estas premisas, entre ochenta y cien internacionalistas se pondrán en marcha durante el periodo estival. Huelga decir que cada brigadista se costea de su bolsillo el viaje. «Nosotros le damos las herramientas y el brigadista pone las ganas y su sensibilidad, además de hacer un esfuerzo económico», apunta Ganboa. Antes de partir, hay un trabajo previo de formación básico para que el brigadista conozca la filosofía del proyecto y se presente, allá a donde va, con la mayor humildad y respeto. El trabajo real del internacionalista comenzará tras regresar a casa, una vez en Euskal Herria. Hasta entonces la solidaridad es de los pueblos visitados hacia los brigadistas. Así, Ganboa recuerda que el año pasado la brigada que acudió a palestina visitó en la hoy destruida cárcel de Jericó al líder encarcelado del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), Ahmed Saadat. El secuestrado, diputado palestino en la actualidad, concedió una entrevista a los brigadistas publicada en este diario y posó con una ikurriña en la prisión, convertida en la actualidad en otro símbolo de la impunidad israelí. En fin, con las anécdotas, vivencias y el trabajo de tantos años de actividad internacionalista podrían llenarse muchas páginas. Los interesados en tomar parte en alguna brigada pueden informarse en las sedes de Askapena: Gasteiz, 945280847; Bilbo, 944332880;Iruñea, 948212271;Hernani, 943552365; y Baiona, (00335)59253364. -
DONOSTIA
Nuevos referentes
Sin duda la Nicaragua sandinista fue un referente de primer orden para el internacionalismo, junto a Cuba y El Salvador. «La solidaridad fluía con facilidad» señala Haritz Ganboa y su caída dejó un «vacío de referentes» que parecía agotar el discurso internacionalista. En este sentido, el miembro de Askapena admite que la solidaridad es un bien en baja, aunque apunta a nuevos escenarios esperanzadores. «Hay toda una nube de ONGs convertidas en organizaciones de ayuda neogubernamental, que aprovechan para lanzar sus proclamas con un discurso light, dando a la gente la sensación de que están haciendo algo. En realidad se trata de una forma maquillada de seguir explotando a los pueblos. Sin embargo, han aparecido nuevos referentes. Por un lado, está el movimiento antiglobalización, que pese a la entrada de los aparatos estatales ha servido como marco para encontrarnos; por otro, la irrupción de Venezuela, Irak, Bolivia, y otros ejemplos Cuba sigue ahí, vienen a reforzar la solidaridad como principio ético».
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