Raimundo Fitero
Venérea
Hay veces que la programación televisiva se convierte en venérea. En sus dos acepciones, en cuanto tiene que ver con Venus, con el placer, y en cuanto tiene que ver con el posible contagio de alguna enfermedad sexual. Exactamente, en los noticiarios es cuando veo más reminiscencias venéreas en su segunda acepción. Me da la impresión que existe algo sexual en muchas de las declaraciones y consideraciones que se escuchan referentes a asuntos de vital importancia social que se despachan con una ligereza políticamente reprobable por su poder contaminante. Hasta muchas resoluciones judiciales tienen concomitancias venéreas. Me planto.De la primera acepción nos llega una noticia de esas que aparecen como si se tratase de una alucinación, y es que se ponen muchas personas a brindar y a gritar desde un lugar muy tecnificado de Alemania celebrando que algún satélite europeo ha llegado a Venus. Sí, a Venus, esa estrella que vemos cercana a la luna en los anocheceres. Y resulta que allí hay un efecto invernadero muy fuerte y se alcanzan temperaturas de unos cuatrocientos grados. ¿Hay fábricas de aerosoles, automóviles que funcionan con carburantes sólidos, papeleras o centrales térmicas? ¿Cómo que no? Entonces el efecto invernadero es natural, por lo tanto es que su atmósfera y sus circunstancias son ésas, y el llegar hasta allí puede ser un buen negocio propagandístico, un asunto militar o un propósito científico secreto del que nos ofrecen simples anécdotas para que no molestemos mucho preguntando por el coste de estos juguetes. Por cierto, para seguir en este terreno se acaba de saber que están estudiando en la NASA meter a un señor para que en el espacio juegue al golf. Es para un anuncio. Seguro que para algún club de la costa levantina, donde las recalificaciones y las urbanizaciones son la epidemia venérea más criminal para la tierra. Que es nuestra madre. Me estoy liando. Yo quería hablar de TNT, pero me voy dando cuenta de que es irrelevante. Es un programa que ha entrado en un periodo autodestructor y se ha convertido en un desvarío. La grosería está cubriendo lo que debería ser erotismo y sensualidad. Es un programa venéreo. -
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