GASTEIZ
Un día antes de que expirara el acuerdo de exclusividad, Gamesa y Caja Castilla-La Mancha dieron a conocer ayer que han cerrado la compraventa del 100% de las acciones de la división aeronáutica por un importe de 45 millones de euros. El consorcio se articula mediante la sociedad Synergy Industry and Technology, participada por la caja de ahorros (80%), el ex consejero delegado del grupo vasco Juan Ignacio Sánchez Gandásegui y otros directivos de Gamesa Aeronáutica, y tiene previsto dar entrada a otros socios institucionales. Según señaló Gamesa, la venta «no tendrá impacto» en su cuenta de resulta- dos de 2006, aunque le permitirá reducir su deuda financiera en unos 315 millones de euros. El objetivo de Sinergy Industry and Tecnhology es «potenciar y desarrollar» Gamesa Aeronáutica para «consolidar su posición como empresa líder» en el diseño y fabricación de estructuras aeronáutica.
El presidente del comité de empresa de Gamesa Producciones Aeronáuticas, Aitor Bezares, afirmó que espera que la venta no se convierta únicamente en un «pelotazo económico» y confió en que los nuevos propietarios cuenten con un plan industrial y tengan una apuesta por desarrollar esta división.
Bezares realizó estas manifestaciones al término de la reunión con el consejero delegado de Gamesa Corporación Tecnológica, Guillermo Ucia, que, según precisó, había sido solicitada por los sindicatos con anterioridad a conocerse el cierre de la venta. Denunció que la dirección del grupo «ha ninguneado» a los sindicatos conocieron el cierre de la operación a través de los medios y que, en la reunión, no les ofrecieron detalles sobre el futuro para la división aeronáutica argumentando una «desvinculación plena y total».
«Oscurantismo»
LAB, por su parte, denunció «el oscurantismo y la falta de información» de la dirección de Gamesa hacia los trabajadores y comités de empresa y criticó que la dirección de Gamesa «se ha desprendido de su sección aeronáutica y ha primado exclusivamente el precio de la operación y para nada se han tenido en cuenta las preocupaciones y los intereses de los trabajadores». También denunció el papel jugado por Lakua, «que después de inyectar económicamente dinero público a esta empresa se ha despreocupado de la venta de un sector industrial puntero como el de aeronáutica que afecta a 1.300 trabajadores de forma directa».
ELA reclamó un plan industrial para la división, inversiones, carga de trabajo y una apuesta por los puestos de trabajo. UGT también exigió a los nuevos propietarios un plan industrial que garantice las plantas y el empleo e indicó que ha pedido una reunión urgente para «despejar dudas».