En “Camera café” se emplea una cámara fija, un decorado único y no llegan a una docena de personajes para contar cuatro historias diarias que nos atrapan, nos divierten y nos retratan. El mundo de una oficina vista desde el ojo de una máquina expendedora de cafés se convierte en un campo de batalla, un lugar para mostrarnos caracteres y situaciones que, de tan normales, se convierten en absurdas, y para comprobar que cuando los guionistas, el director y los actores están en las mismas coordinadas creativas, todo es mucho más sencillo. Todo funciona mejor, y así un espacio de esos que se programan por si acaso se convierte en algo fundamental y que aporta a la cadena porcentajes y audiencias inusitadas.

El mundo quieto, sin movimientos de cámara, sin necesidad de aspavientos, ni múltiples decorados y espacios. Se trata de la serie, espacio, lugar más teatral de toda la parrilla. Ni siquiera cuando en “La Mandrágora” se acercan al teatro lo hacen con tal economía de medios y con tal disposición espacial y con normas audiovisuales tan teatrales. Cámara fija, es decir, quieta, como nosotros cuando miramos en un teatro o en una terraza pasar el mundo, o tras los visillos de un mirador. Se mueve el resto del mundo, no uno. Y así es necesario que cada instante de cada entrega todo vaya perfectamente incardinado, que en cada episodio de cuatro, seis, ocho o diez minutos se tenga algo que decir. No se trata de hacer, sino de que lo que se hace tenga algo que ver con quien lo mira, y sobre su idea del mundo. Sea en tono humorístico, paródico o surrealista.

Y eso lo consiguen cada día, y en crecimiento constante en su eficacia y en su adecuación de medios, con un equipo actoral que se eleva y se agranda hasta lo ideal, en este programa que nos ayuda a entender nuestra propia circunstancia laboral. Por decirlo de otra manera, es lo contrario de la serie “Tirando a dar” que estrenó Tele 5 el domingo. Allí se mueven todos, hacen aparentemente muchas cosas, hay muchos espacios diferentes, muchas cámaras, pero como no dicen nada, ni lo que dicen lo dicen bien, ni nos interesa, se queda en eso, en nada. Porque nada sucede si el que mira no se siente afectado. -