GASTEIZ
El CSKA de Moscú encarna a la perfección el papel de gran favorito a todo que, no se sabe con certeza por qué razón, termina tropezando siempre ante la misma piedra. Yes que, pese a desembolsar ingentes cantidades económicas en crear plantillas estratosféricas, el equipo moscovita ha caído eliminado en semifinales en las cinco Final Fours tres consecutivas disputadas. Especialmente doloroso fue el batacazo protagonizado la temporada pasada, cuando aquella máquina demoledora de trayectoria casi inmaculada que se la jugaba en casa con todo a favor chocó ante un gran Baskonia en una especie de Maracanazo en versión baloncestística.
Para superar el golpe del año pasado, la directiva del equipo ruso dejó las riendas de un equipo renovado a todo un número uno de los banquillos como Ettore Messina que, en su primera experiencia lejos de Italia, ha sido capaz de llevar al equipo a Praga, siendo el único que no necesitó un tercer partido en su enfrentamiento de cuartos ante Efes Pilsen.
La mano de Messina se nota sobre todo en defensa, siendo el equipo que menos puntos (66,8) encaja por partido. El CSKA se presenta este año con mucho menos ruido,especialmente tras la baja de su pívot Andersen, pero está capacitado para todo. Su sustituto Van der Spiegel está muy lejos del australiano, por lo que la referencia dentro es el gran Smodis.
El mayor peligro del CSKA es exterior, con un suculento elenco de grandes lanzadores, muy técnicos. Dirigen el equipo el impredecible pero genial Holden y el formidable Papaloukas, y en el juego exterior Vanterpool y Langdon sustituyen a Marcus Brown, Granger y Monya, cortados tras el fiasco del año pasado.