El amor y el azar centran el último libro de Martín Garzo
Gustavo Martín Garzo cree que el amor es una experiencia vital de la mayor importancia porque nos lleva a crear un mundo particular, a caballo entre lo real y lo soñado. También piensa que nuestra vida es fruto del azar y que a partir de cierta edad te das cuenta de hasta qué punto esto es así. En base a estos dos temas ha construido su última novela, «Mi querida Eva».
BILBO
Gustavo Martín Garzo (Valladolid, 1948), Premio Nacional de Narrativa en 1994 por “El lenguaje de las fuentes” y de Literatura Infantil y Juvenil en 2004 por “Tres cuentos de hadas”, inicia su última novela con el reencuentro de una pareja madura que décadas atrás había mantenido una relación de amor adolescente. “Mi querida Eva” (Lunpen) transcurre en dos tiempos y la parte que recrea el mundo adolescente es la que vivió el propio escritor en su Valladolid natal. «Todo el entorno de las piscinas, los combates de boxeo, el cine, pertenecen a mi propia adolescencia. He utilizado materiales de recuerdo, pero no hay en ella nada autobiográfico». En todo caso, Martín Garzo confiesa a GARA que, al escribir del pasado, ha comprobado «hasta qué punto éste es incierto». «El pasado no termina de pertenecernos indica. Lo vamos reescribiendo a lo largo del tiempo, eligiendo lo más significativo o lo que más nos conviene. Volver al pasado tiene algo de investigación y te lleva a preguntarte por todo lo que no llegaste a vivir, pero estaba ahí como posibilidad». “Mi querida Eva” trata, precisamente, de cómo «hay otras vida posibles que hubieras deseado tener». Es eso lo que les sucede a los personajes de su novela, que se dan cuenta de cómo el azar les ha llevado por un camino determinado. «Con el tiempo, los protagonistas descubren que una pequeña anécdota ha tenido un peso enorme en sus vidas». Dos hombres y una mujer conforman el trío sobre el que gira esta novela. Es en la mujer donde descansa el misterio. «Los personajes femeninos me resultan especialmente atractivos, quizás porque guardan más cosas; ellos me parecen más previsibles. La manera de vivir el amor, con esa entrega, es más literaria en la mujer. Creo que el hombre no puede olvidar el deseo del poder, mientras que en la mujer está más presente el deseo de ser y de sentir». Para Martín Garzo leemos novelas «tratando de asomarnos a otros ojos, de experimentar otros deseos, de entrar en otras vidas». Añade Martín Garzo que «no se puede disociar la vida de la creación. Por eso en mis libros cobra tanta importancia la experiencia amorosa, porque es cuando somos más creativos, cuando nos enfrentamos al mundo como a una aventura que nos lleva a un mundo desconocido. Los amantes realmente crean un mundo particular, a caballo entre lo real y los sueños. Un mundo lleno de vida, de encanto, que, una vez hemos conocido, nos gustaría no abandonar nunca». Acepta el autor de “Los amores imprudentes” que «lo que haces no tiene porque gustar a todo el mundo», ya que, «sólo cuando te encuentras con un lector cómplice, el libro puede vivir».
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