Iker IRIARTE
La edición más multitudinaria de todas
·Día de la Almadia en Burgi
Como cada año por estas fechas, la localidad roncalesa de Burgi acogió ayer una nueva edición del Día de la Almadía. Debido a las inmejorables condiciones que coincidieron en el día de ayer, fueron miles las personas que asistieron al descenso de las tres almadías que recuerdan este oficio tan peligroso, pero a la vez tan arraigado en los valles navarros de Zaraitzu, Erronkari y Aezkoa.
La XV edición del Día de la Almadía resultó ser la más concurrida y multitudinaria de todas las celebradas hasta el momento: «¡Ha venido más gente que nunca!» afirmaba emocionado el presidente de la Asociación Cultural de Almadieros Navarros después del acto en torno al cual gira toda la jornada festiva. Para las 11.30 ya no cabía ni un alfiler en la
habitualmente tranquila localidad roncalesa: las calles y la Plaza Mayor del
pueblo estaban totalmente abarrotadas de público, al igual que un larguísimo
tramo de la orilla del río Ezka. Algunos visitantes incluso optaron por subirse
a rocas y colinas cercanas para poder disfrutar de la bajada de las almadías. Lo
cierto es que este gran éxito se dio gracias a la coincidencia de varios
factores muy importantes en un mismo día: por un lado, el Día de la Almadía
coincidió con el puente del Primero de Mayo, lo que siempre ayuda a la hora de
desplazarse durante uno o dos días fuera de casa; por otro lado, el cielo estuvo
totalmente descubierto y el sol brillaba y calentaba con toda su fuerza; y por
último, según remarcaban los organizadores, pudo ayudar la circunstancia de que
esta XV edición haya sido la primera celebrada como Fiesta de Interés Turístico,
declaración obtenida en junio del año pasado.
Jornada doble
Animados por esa causa y por la gran afluencia de los años anteriores, los organizadores del acto decidieron ampliar el Día de la Almadía a dos jornadas. Así, aunque la celebracióncentral tuvo lugar ayer, fueron muchas las personas que se acercaron a Burgi desde el sábado. Varios vecinos incluso confesaron su asombro al contemplar la imagen que presentaba Burgi anteayer. Y es que los organizadores dispusieron un amplísimo programa repleto de actos y espectáculos. Para las 10.00, ya había gran cantidad de personas paseando por el pueblo, disfrutando de la recién abierta feria medieval y aprovechando el momento de tranquilidad anterior a la llegada de miles de personas, para recobrar fuerzas comiendo y bebiendo. Más de veinte puestos que ofrecían al visitante todo tipo de productos elaborados artesanalmente componían la feria que, además de abarcar toda la Plaza Mayor de la localidad, también se expandía a varias de las estrechas y empinadas calles circundantes. En los puestos se podían admirar y comprar productos como vasijas de barro, tapices, flores, velas, jabones de los más variados tipos, colgantes, pendientes y adornos de plata y cuero, camisetas y otros atuendos conmemorativos del Día de la Almadía. Además, también se podían degustar chocolates, embutidos, pastas, barquillos y el insustituible queso con Denominación de Origen Roncal. Además de todo ello, los vecinos y visitantes de Burgi también tuvieron la posibilidad de asistir a un curso de malabares o disfrutar con juegos construidos artesanalmente como la rana, los bolos... Todo ello, amenizado con una txaranga y los componentes de la escuela de música local. Sin embargo, la calma de los primeros instantes poco duró, ya que la llegada de gente a Burgi fue constante e ininterrumpida durante toda la mañana. Hacia las 11.30, cuando todo parecía estar al completo, todavía seguían llegando autobuses a la localidad roncalesa. Así, en pocos minutos, Burgi quedó totalmente cubierta del ir y venir de miles de personas; desde la plaza hasta la parte alta del pueblo, desde el frontón hasta el camino, fuera del núcleo urbano, donde las almadías abandonarían hasta el año siguiente las aguas del río Ezka.
Antelación
En medio de todo ese gentío, cuando los relojes apenas marcaban las 12.00, el gran alboroto reinante se convirtió en un grito muy concreto: «¡Que vienen!». A pesar de que el horario inicial situaba alrededor de las 12.30 la hora de llegada de las embarcaciones a la altura del pueblo y la presa, éstas se adelantaron a dicha hora y cogieron por sorpresa a muchos de los desplazados hasta allí. Incluso los protagonistas de la exhibición de aizkolaris y corte con motosierra que se estaba desarrollando a la orilla del río, tuvieron que interrumpir su tarea para dejar paso al acto central de la doble jornada almadiera. Todos los vecinos y visitantes de Burgi, apiñados ya en las orillas del río, vieron aparecer poco a poco, muy lentamente, a la primera de las tres almadías que iban a bajar por la corriente. La velocidad de ésta fue creciendo conforme se acercaba a la presa hasta llegar a su punto álgido en la bajada de la cuesta construida hace ya muchos años para sortear este obstáculo que impedía el transporte de la madera hasta su meta: Zangotza, Zaragoza, e incluso, a veces, Tortosa.Los almadieros realizaron este último paso entre los aplausos de todos los congregados, que tuvieron que esperar a que la balsa volviese a aguas más tranquilas para poder recibir el saludo de los protagonistas. Tras el paso de la primera almadía, llegó el turno de la segunda, en la cual, ademas de los conductores de la embarcación, también viajaba Miguel de la Quadra Salcedo, uno de los tres homenajeados en esta XV edición del Día de la Almadía. Esta segunda balsa realizó el mismo trayecto que la anterior, pero recibiendo doble dosis de aplausos, ya que a la primera recibida al bajar por la cuesta, se unió la que los situados en el puente muchos de ellos llevaban más de dos horas esperando ese momento sin moverse ni siquiera un momento para no perder el sitio les brindaron al pasar por debajo de esta construcción medieval. En último lugar llegó la tercera almadía, recibida, como las dos anteriores, entre ovaciones. Tal y como anunciaron los representantes de la Asociación Cultural de Almadieros Navarros en la rueda de prensa ofrecida para presentar dicha doble jornada, el río Ezka no traía el agua suficiente como para que las almadías cumpliesen todo el trayecto habitual. De este modo, en vez de partir desde el término de Olegia y realizar un trayecto de unos cinco kilómetros, las balsas salieron ayer desde el término conocido como Basagia, relató a GARA uno de los integrantes de la expedición. No es ésta, sin embargo, la única novedad que ha afectado al descenso de los almadieros por el río Ezka en esta XV edición, ya que para esta ocasión, los organizadores del evento decidieron recuperar la «tradicional indumentaria almadiera consistente en camisa blanca, pantalón y chaleco oscuro, boina o sombrero roncalés, abarcas y espaldero», este último elaborado con piel de cabra. Según relataron desde la asociación de almadieros, ésta era la vestimenta utilizada por los almadieros hasta la primera mitad del siglo XX. En lo que a novedades se refiere, cabe destacar, también, no ya otra recuperación, sino un estreno. Se trata, concretamente, del estreno de la pieza musical “Almadieros del Roncal”, elaborada por Felicio Murillo y Javier Carricas. La presentación y estreno de esta pieza musical se celebraron ayer, después de la bajada de las almadías, en la Iglesia de Burgi. La escenificación corrió a cargo de las corales Julián Gayarre de Erronkari y Chesa del valle de Echo, y la fanfarre Altobarrio Band de Murillo el Fruto.
Almadia de oro
Pero no finalizó ahí la jornada en Burgi, ya que la organización dispuso en el frontón una comida popular que reunió a cerca de 600 comensales. Fue después de recobrar fuerzas cuando, en un solemne acto, la Asociación Cultural de Almadieros Navarros rindió homenaje a tres grandes figuras relacionadas con el oficio de los almadieros. Uno de los galardonados con la Almadía de Oro fue el aventurero y periodista Miguel de la Quadra Salcedo, al que la organización quiso homenajear por la labor de difusión que está haciendo del valle de Erronkari. Otro de los premiados, en este caso por ser «el autor de varios libros que inciden directamente en la la labor de recuperación del patrimonio almadiero», fue el historiador de Burgi, Félix Sanz. Y finalmente, también se galardonó a la ciudad de Zangotza «por su relación con el comercio y tráfico almadiero, y en reconocimiento a la hospitalidad que durante siglos ha dado a los almadieros de Zaraitzu, Erronkari, Ansó y Echo». -Presentación de la campaña 2006 del «Ferrari de
los quesos»
Además de acoger el Día de la Almadía, Burgi también fue escenario ayer de la presentación de la campaña 2006 del queso con Denominación de Origen Erronkari. El tradicional corte del primer queso de la temporada corrió a cargo del restaurador Koldo Rodero, quién se refirió a dicho queso como «un producto que brilla con luz propia» y lo llamó «el ferrari de los quesos». Apuntó Rodero que «se está llegando a un punto en el que lo que se aprecia es el producto artesanal» que sale de Erronkari, para preguntarse incluso si «un bogabante es mejor que el queso Roncal». -
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