El Primero de Mayo en la Unión Europea (UE) coincidió con la fecha en que cuatro de sus miembros Estado español, Portugal, Finlandia y Greciahan eliminado restricciones a la entrada de trabajadores de los nuevos socios de la UE, mientras Austria, Alemania, Holanda, Italia y Dinamarca las mantendrán hasta 2009. El Estado francés, Bélgica y Luxemburgo lo harán de forma parcial. Por lo demás, las movilizaciones fueron una constante.
En el Estado español, según CCOO y UGT, la manifestación de Madrid reunió a 60.000 personas. La pancarta fue compartida por líderes sindicales, de PSOE e IU. Al finalizar, se escucharon gritos contra los secretarios generales de CCOO y UGT, José María Fidalgo y Cándido Méndez, respectivamente, acusándoles de «sinvergüenzas» y de «no representar a los trabajadores». Ambos elogiaron la reforma laboral que han suscrito con la patronal y aseguraron que acabará con «el abuso de la temporalidad».
En el Estado francés, también los sindicatos llamaron a combatir la precariedad laboral, pero en este caso se mostraron dispuestos a hacer frente al Gobierno y a varias medidas legales. A pesar de la unidad y de la movilización durante meses, que consiguió la retirada de los Contratos de Primer Empleo (CPE), el Primero de Mayo se celebró con la dispersión sindical en más de un centenar de convocatorias.
La manifestación más multitudinaria reunió en París a 30.000 personas, según los sindicatos. Ahora la pretensión de las centrales es lograr la retirada del Contrato de Nuevo Empleo (CNE), en vigor desde agosto pasado.
En Italia se vivieron momentos de tensión por la presencia de la ministra saliente de Educación, Letizia Moratti, objeto de una oleada de abucheos que le llevaron a dejar el acto en Milán. El origen de las críticas a la ministra, candidata a la alcaldía de Milán, está en una polémica reforma del sistema educativo que, según sus detractores, «ha humillado» a los trabajadores escolares y extiende la precariedad entre los investigadores.
El acto principal se llevó a cabo en Locri, donde acudieron los dirigentes de los tres mayores sindicatos del país (CGIL, CSIL y UIL). Ante unas 30.000 personas, el secretario general del CGIL, Guglielmo Epifani, instó al futuro gobierno de Romano Prodi a que trabaje por el desarrollo económico porque «el país no puede esperar». Turín también acogió otra de las multitudinarias manifestaciones en Italia con la presencia de 100.000 personas, y que contó con la participación del ministro saliente de Cultura, el democristiano Rocco Buttiglione, quien también fue objeto de algunos abucheos.
En Alemania, concretamente en Berlín, los sindicatos advirtieron del «desmantelamiento pieza a pieza» de las estructuras sociales por parte del gobierno de la canciller Angela Merkel. En los actos, en los que participaron más de medio millón de personas, se atacó a los planes de reforma de la Sanidad pública, que supondrán nuevos recortes de prestaciones. La Policía detuvo en Leipzig y Rostock a un centenar de personas que se opusieron a las manifestaciones neonazis.
En Austria, unas 120.000 personas participaron en Viena en una movilización que demostró la capacidad de convocatoria de las formaciones de centroizquierda, marcadas por un escándalo financiero que afecta al Partido Socialdemócrata.
Portugal, por su parte, celebró el Día del Trabajo coincidiendo con la apertura sin restricciones de su mercado laboral a los ciudadanos de los ocho nuevos países miembros de la Unión Europea.
«Nuestro hogar es la URSS»
En Bosnia, los manifestantes pidieron en Sarajevo la dimisión del Gobierno y de la presidencia tripartita, así como más trabajo y protección social.
En Rusia, alrededor de millón y medio de personas, según informó la Policía, se manifestó en el conjunto del país. La peculiaridad de este año es que los actos oficiales de la formación gubernamental Rusia Unida rivalizaron con las tradicionales protestas organizadas por el Partido Comunista.
En Moscú, 25.000 personas se concentraron frente al Ayuntamiento. El alcalde de Moscú, Yury Luzkhov, de Rusia Unida, criticó al Gobierno por no utilizar los miles de millones de euros de beneficios del petróleo para elevar los niveles de vida. Por su parte, los comunistas partieron de una plaza adornada con una estatua de Lenin, desde la que hicieron su recorrido habitual hasta el Teatro Bolshoi, junto a una estatua de Karl Marx. 10.000 manifestantes blandieron banderas rojas y algunas personas coreaban el lema «Nuestro hogar es la URSS».
En Turquía, varias movilizaciones acabaron en enfrentamientos entre participantes y policías. La mayor manifestación fue convocada en la plaza de Kadikoy en Estambul. En la concentración hubo enfrentamientos entre activistas de izquierdas y miembros del Partido de la Sociedad Democrática de Kurdistán (PSD). También en Estambul, en la plaza Taksim 34, activistas de izquierdas intentaron manifestarse en recuerdo de otras 34 personas que fallecieron tal día como ayer en 1977 en una manifestación. La Policía lanzó gases lacrimógenos en la plaza, donde están prohibidas las manifestaciones desde que se produjera aquel trágico desenlace.
Al otro lado del Atlántico, en Cuba, el presidente Fidel Castro presidió el acto central en La Habana. Se celebraron actos en las catorce capitales provinciales del país, en los que se esperaba la presencia de siete millones de personas. El secretario general de la CTC, Pedro Ross, recordó en la capital cubana la coincidencia de la fecha con la conmemoración del 45 aniversario de la batalla de Girón y aseguró que «la revolución socialista ha vencido».
En Venezuela, en la marcha de la oficialista Unión Nacional de Trabajadores (UNT), fueron mayoritarias las consignas a favor de Chávez y contra George Bush, y de respaldo a los inmigrantes que secundaron en EEUU paros en centros de trabajo, estudio y comercios.
En Colombia, los sindicatos y partidos de la oposición participaron en varias marchas en distintas ciudades para protestar por las políticas económicas del Gobierno de Alvaro Uribe y las propuestas salariales del Banco Mundial (BM), así como el Tratado de Libre Comercio que negocia con EEUU.
En Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva aprovechó la fecha para promover su gobierno y prácticamente lanzar su candidatura. Durante un discurso, Lula dijo que será el pueblo quien lo va a juzgar.
En cuanto a Asia, las principales ciudades se llenaron de manifestantes pese a las medidas represivas impuestas por las autoridades. En Sri Lanka las manifestaciones fueron sencillamente prohibidas.
En Filipinas, cuyo Gobierno vive en plena sicosis de golpe de Estado, el Ejército y la Policía se enfrentaron con porras a cientos de manifestantes. En Camboya, miles de policías tomaron la capital para impedir una manifestación. -