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Gara > Idatzia > Jendartea 2006-05-02
Maite ZALAKAIN | Sicóloga del Servicio Social de Base de Barañain
«Probablemente, salir del aislamiento es una de las tareas más complicadas»
El Servicio Social de Base de Barañain ha organizado, por primera vez, un curso de terapia grupal para mujeres que han sido víctimas de la violencia de género. Ahora, las trabajadoras de dicho servicio están revisando los expedientes de las mujeres que ya han recibido tratamiento individualizado, para escoger a las 12 o 14 candidatas más «adecuadas» que podrán participar en el curso que se desarrollará de octubre a diciembre.

La coordinadora del curso, Maite Zalakain, destaca «la riqueza» que proporciona la terapia grupal e incide en la necesidad de abordar el problema desde la infancia.

­¿Cómo surgió la idea de organizar este curso?

- En las condiciones que sacó el Ayuntamiento para la asistencia sicológica, había una parte asistencial individualizada y otra de intervenciones grupales. Con el tema del maltrato, pensábamos que la terapia grupal era la mejor. Una vez que tenemos una serie de mujeres ya atendidas de manera individual, donde las situaciones más críticas están previstas y controladas, decidimos preparar un grupo donde se reforzara todo lo anterior, de forma que todos los recursos que ya habían ido adquiriendo los pusieran en común y así hacer un trabajo que llamamos sicoeducativo.

­¿Qué objetivos persiguen estas terapias grupales?

- Sobre todo los de reforzar toda la parte del trabajo individual:compartir algunos análisis y reflexiones, y escuchar a otras mujeres ­siempre hablando en el tema sicoeducativo, no hablamos de situaciones traumáticas concretas, e incluso la mayoría de las ocasiones lo hacemos en tercera persona­ refuerza la situación individual. Además, algunas habilidades se trabajan mucho mejor en grupo, porque ciertas dinámicas no se pueden desarrollar en una terapia individual y eso tiene una riqueza que en una sesión individual no puedes asimilar. Otro objetivo sería que, al compartir sus diferentes experiencias, las mujeres ampliasen su visión de qué es ponerse en situaciones de riesgo.

Asimismo es importante crear una red de apoyo, de contactos, porque una de las situaciones que la violencia conlleva es a menudo el aislamiento. Y salir del aislamiento es una de las tareas probablemente más complicadas. Se trata, pues, de trabajar con la red social, además de con la red de mujeres que han sufrido esto. Otro objetivo es que conozcan sus derechos, que a pesar de hacerse en consulta, en grupo se hace más fácil, porque también están presentes una asesora y una trabajadora social. Es un trabajo dirigido a organizar un proyecto de vida diferente, habiendo revisado la situación vivida anteriormente, dejándola atrás en parte, y salir hacia delante con otros recursos y de otra manera.

­¿Qué tipo de características reúnen estas personas?

- La condición prioritaria es que haya habido un trabajo individualizado sobre lo que son situaciones muy traumáticas, y sobre todo, que haya habido un trabajo con el tema de la sintomatología, de los síntomas que se desarrollan y que se derivan de una situación de estrés agudo o permanente. No todas las consecuencias son las mismas en todas las mujeres, pero es prioritario que ese trabajo se haya hecho.

­¿Qué papel juegan en todo el proceso, como parte de las redes de apoyo que son, los hombres y la sociedad en general?

- Desde mi punto de vista, estamos un poco en la mitad del camino: a nivel de pensamiento, de razonamiento, avanzamos, mucho a veces, y eso se plasma en leyes. Pero a nivel de actitud es otra cosa; pasar del pensamiento a sentir las cosas de una manera concreta, y actuar en coherencia, es un proceso mucho más lento, ya que las actitudes hay que trabajarlas desde la infancia. Lo que falta para hombres y mujeres. Porque yo creo que el trabajo hay que basarlo en ambos. Es, sobre todo, lo más educativo. En Barañain se está llevando a cabo, de hecho, un trabajo de coeducación en los centros escolares, para intentar evitar, educando en igualdad, que se llegue a esas situaciones de violencia. Cambiar, realmente, no es fácil, ni con los cursos, por lo que hace falta incidir sobre la base-base.

­¿Cree que este tipo de programas los debería contemplar la salud pública?

- En mi opinión, la salud pública debería abarcar muchísimas cosas. El tema del maltrato, también. No me refiero al tratamiento grupal en concreto, sino más global y es que el maltrato ha de ser un tema trabajado desde lo público. Y en este caso, además, con una interrelación muy estrecha entre lo que es salud y bienestar social de todas las administraciones. Me parece, además, que hay cierto riesgo en incluir lo que es el maltrato dentro de una cuestión de salud, y parece que le estamos dando el carácter de enfermedad. Yo creo que el tratamiento tiene que ser otro. No es ninguna enfermedad. Otra cosa es que haya consecuencias, pero el problema en sí no es un problema de salud mental. Sí que debería ser tratado en lo público, y eso es lo que se está revisando. -


 
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