Villepin rechaza dimitir y dice que es víctima de una campaña de «calumnias»
El primer ministro francés, Dominique de Villepin, afirmó ayer ante la Asamblea Nacional, durante la sesión de control del Gobierno, que está siendo víctima de una «campaña innoble de calumnias y mentiras» dentro del llamado ‘caso Clearstream’. Villepin rechazó la posibilidad de dimitir, tal y como reclama la oposición varios partidos piden el adelanto de las elecciones, y enmarcó el escándalo en el contexto de las elecciones presidenciales de 2007.
PARIS
Dominique de Villepin atraviesa un penoso momento político. Apaleado por los jóvenes y sindicatos franceses por su fracasado proyecto CPE (Contrato del Primer Empleo) tras las grandes movilizaciones en el Estado francés, el primer ministros francés se encuentra en la actualidad de nuevo en el ojo del huracán de otro escándalo, el llamado ‘caso Clearstream’. Mientras la oposición pide su cabeza, su popularidad cae en picado en las encuestas. Entretanto, Nicolas Sarkozy, ministro de Interior, se mantiene en un segundo plano y observa cómo se desgasta su gran rival. Villepin dijo en la Asamblea que está siendo víctima de una «campaña innoble de calumnias y mentiras» dentro del ‘caso Clearstream’. El primer ministro acusó a la prensa y a la oposición de haberle sometido a un «linchamiento público», y anunció que prestará toda su «ayuda» a los jueces. «Estoy a su disposición para responder a sus preguntas», agregó. Villepin insistió en que «nunca» encargó investigaciones sobre otros políticos, como Sarkozy, acusación que le atribuyó la pasada semana el diario “Le Monde”, que citó como fuente la declaración del general Philippe Rondot ante los magistrados que instruyen este caso.
«Nada justifica mi salida» Rondot, en un informe remitido a la ministra de Defensa el 19 de octubre de 2004, clasificado como «documento confidencial» y publicado ayer por “Le Monde”, constata que Villepin, entonces titular de Exteriores, no le pidió investigar al ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, cuando requirió sus servicios el 9 de enero de ese año para investigar qué se escondía detrás del ‘caso Clearstream’, una sociedad luxemburguesa donde supuestamente varias personalidades francesas, políticas y empresariales, disponían de cuentas secretas.
«Nada justifica hoy mi salida del Gobierno», dijo ayer el jefe del Gobierno en declaraciones a la radio Europe-1. Villepin aseguró haber sido «acusado gracias a declaraciones trucadas y hoy desmentidas» y ser la víctima de «una campaña de rumores» que intenta «desprestigiar» su nombre «y el de la democracia francesa». En opinión del gobernante, las acusaciones contra él obedecen sólo a la proximidad de las elecciones presidenciales. «Desde hace décadas se repite el mismo escenario. Un año antes de los comicios llegan los escándalos», comentó el dirigente, quien negó que Chirac estuviese detrás de una posible investigación sobre Sarkozy. El líder del Partido Socialista (PS), François Hollande, dijo que el Estado francés vive una «crisis de excepcional gravedad» y lamentó el «clima detestable» que se respira en «la cúpula del Estado», que con Villepin ha caído «tan bajo». Para el portavoz de UDF en la Asamblea Nacional, Jean-Christophe Lagarde, el ambiente es «nauseabundo» y pone de relieve «un fin de reino que no termina de concluir». ElPSy la UDF se han pronunciado a favor de una investigación parlamentaria, mientras que crecen las voces que piden una intervención de Chirac y el adelanto de las elecciones. Algo que hoy por hoy no interesa a Sarkozy, candidato declarado de la UMP al Elíseo.
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