BAIONA
La ley sobre la inmigración propuesta por el ministro del Interior francés Nicolas Sarkozy entra dentro del cuadro de sus antecesoras en lo que se refiere al hecho de que es una respuesta directa a las circunstancias actuales de la sociedad, según su impulsor. La gran diferencia se centra en la introducción del concepto de la «inmigración elegida» en lugar de la «inmigración sufrida», asumiendo que ha sido esta última la que se ha dado en el Estado en las últimas décadas. Christophe Piedra, miembro de la asociación Cimade que se encarga de facilitar ayuda legal a los inmigrantes que se encuentran en el centro de retención de Hendaia, interpreta así la propuesta de ley: «Es una ley que va a cambiar todo lo que había habido hasta ahora en tema de legislación sobre la inmigración dentro del territorio francés».
Discurso del Frente Nacional
«Hace poco oímos a Sarkozy diciendo que ‘a Francia o la quieres o te vas’, discurso tomado directamente del partido de extrema derecha Frente Nacional», explica el miembro de Cimade. Y añade que «lo que se busca con esta ley es hacer difícil la vida de los inmigrantes y quitarles toda la esperanza para obligarles a que se vayan, hacer que no se sientan bienvenidos, sin tener en cuenta si esas personas pueden volver a su país de origen o no».Para dificultar la legalización de los inmigrantes son varios los cambios que propone la norma. En primer lugar hay que mencionar la introducción de la figura «inmigración elegida», lo que supone otorgar los certificados de residencia en función de las capacidades intelectuales. Se valorará qué es lo que el inmigrante puede aportar a la economía francesa y no se tendrá en cuenta el derecho de vivir en familia, por ejemplo.
Y es que la reagrupación familiar resultará más difícil. «Se va a pedir a los inmigrantes que cumplan unos requisitos que muchos franceses no cumplen» declara Piedra. Se van a endurecer las condiciones de habitabilidad exigidas para poder traer a la familia, al igual que el sueldo mínimo necesario.
Además, se va pedir al inmigrante que demuestre que ha conseguido una buena «integración republicana», término omnipresente en la nueva ley. «La integración republicana es un término extremadamente vago, se basa en el conocimiento de la lengua y también será determinado por un decreto del Consejo del Estado», explica el miembro de la asociación para la ayuda legal al inmigrante. Hasta ahora el certificado de residencia se otorgaba después de haber estado viviendo diez años en el Estado francés y se había reconocido después de muchos años de lucha. De aprobarse la ley de Sarkozy ese certificado será otorgado según determine el prefecto del Estado en cada departamento.
En lo referente a los matrimonios de parejas mixtas, hasta ahora el extranjero debía esperar dos años para poder acceder a una tarjeta de residencia; en la nueva propuesta de ley serán cuatro los años que tendrá que esperar. El cónyuge también deberá presentar un visado de larga estancia y, en caso de que no lo tenga, tendrá que volver a su país para lograrlo a través del consulado.
«Se trata de una ley hecha como consecuencia de lo que ocurrió en los suburbios de las grandes ciudadess, pero hay que tener en cuenta que los que prendieron fuego a los coches eran franceses. Me parece que este proyecto de ley no va a calmar las cosas, sino todo lo contrario. Esos jóvenes de los suburbios son de la tercera o de la cuarta generación, lo que ocurre es que tienen el estigma del color de la piel», comenta Piedra.
Para hacer frente a la ley, se ha reunido un gran número de asociaciones. El sábado se organizó una manifestación en Saint Denis y se realizaron concentraciones en varias ciudades. Además, se han previsto diversas movilizaciones en todo el Estado para el 13 de mayo.